Análisis Shenmue III - Un increíble viaje lleno de acción y dulces recuerdos

Terminar Shenmue III nos llevará 20-25 horas en una primera partida 'normal', esto es, centrada en la trama principal, y sin ahondar demasiado en las misiones secundarias (y minijuegos); si somos completistas y queremos exprimir a fondo los extras y secretos del juego la duración se dispara al doble. El problema es que muchas de esa acción secundaria ha perdido frescura, fuerza e intensidad, y se ha quedado un poco atrás en la carrera de los juegos de mundo abierto. Elementos como el paso del día y las misiones paradas hasta una determinada hora lastran más de lo que aportan.

Centrados en la historia en sí, el título funciona bien y es una más que brillante continuación de la saga, pero con dos fallos importantes. Por un lado tenemos un desarrollo acelerado en el último tercio del juego (se nota que el planteamiento inicial del juego, gestado en Kickstarter, tenía un capítulo final distinto y más largo). Por otra, el final, sorprendente - y arriesgadamente - abierto. Salvados estos baches, la experiencia es más que disfrutable.

Partiendo de las mecánicas vistas en los dos primeros episodios, Shenmue III vuelve a apostar por una equilibrada mecánica de exploración, combate y acción QTE (eventos en tiempo real), aprovechando - y potenciando - algunas de las mejores ideas de la saga, aunque con algunas limitaciones. El más evidente es el mundo que vamos a visitar en la China más mística, con localizaciones realmente increíbles, minijuegos (algo tontorrones) y muchos rivales con los que pelear.

Quizá el punto más conflictivo es el sistema de combate, con una de cal y otra de arena. Ahora los niveles y el entrenamiento (con maestros para aprender o perfeccionar nuestros golpes) es mucho más importante, y no basta con tener habilidad - o suerte - para avanzar en determinados retos de la trama. Por otra parte la mecánica de combate en sí flojea un poco al simplificar la fórmula (con elementos como la eliminación de los agarres) y hacerla más facilona. Por contra los QTE nos han parecido más complicados y repetitivos.

Por supuesto, el planteamiento original de Shenmue III era continuar la aventura que se inició en 1999 en Dreamcast (y se quedó en el limbo en 2001, hace más de 18 años), por lo que hablar de innovación es un tema delicado. Al contrario, aquí hay que felicitar al equipo creativo por haber sabido seguir fiel al clásico, y lanzar el episodio que los fans llevábamos esperando casi dos décadas.

Por supuesto, hay mucho que matizar. Por ejemplo, la pérdida del respaldo de SEGA ha hecho que los salones recreativos ya no puedan tener clásicos de la marca, o que desaparezcan las figuras coleccionables de Sonic y otros personajes. Se ha intentado disimular añadiendo arcades genéricos o centrando los coleccionables en la propia saga, pero claro, el resultado no es tan sorprendente ni tan inspirado. Otro punto conflictivo es haber mantenido eventos y mecánicas que ya han quedado muy superadas por otros juegos de mundo abierto, pero que son muy fieles al espíritu Shenmue; eventos que solo podemos ver a determinadas horas (o días), secuencias QTE un tanto repetitivas, minijuegos muy continuistas... Y para nuestro gusto, lo más polémico está en el final, que queda mucho más abierto de lo que nos gustaría, ya que la idea de un cuarto episodio es - hoy por hoy - una fantasía, y esperar otras dos décadas, un bajón considerable.

A nivel visual Shenmue III tiene importantes luces y sombras. Por un lado tenemos un cuidado acabado visual y artístico, momentos realmente brillantes - las nuevas localizaciones son mágicas - y una gran puesta en escena. En contraposición tenemos unos modelados y animaciones un tanto acartonados (lejos de los mejores del género), zonas un tanto vacías y elementos un tanto repetitivos. Así, aunque hay una clara evolución sobre los originales de Dreamcast y se respeta su identidad gráfica, el título está un paso atrás de otros juegos de mundo abierto (como su heredero natura, la saga Yakuza).

La banda sonora funciona a la perfección, sin peros para el brillante trabajo de composición de Ryuji Iuchi, responsable de algunos de los mejores tema de la saga clásica. El doblaje en inglés (con textos en castellano) es también un gran trabajo.