Análisis Saints Row: The Third Remastered - Igual de divertido, desenfadado y gamberro que el original

Saints Row The Third es un juego muy divertido, bien realizado y con un enorme sentido del humor que nos va a hacer reírnos en diferentes ocasiones con las alocadas situaciones que vamos a vivir junto a sus protagonistas. La historia principal tiene su aquel aunque la trama es bastante típica y pierda fuelle con mucha facilidad. A pesar de eso, cada vez que finalizamos una misión estamos impacientes de continuar con la siguiente a ver con qué nos vamos a encontrar, qué o a quién nos van a presentar y donde va a tener todo lugar. La dificultad general es la típica de esta clase de juegos y hay que considerarlo lo suficientemente asequible como para no quedarnos atrancados en casi ninguna misión y pasarlas casi todas con soltura. Además cuenta con el sistema de objetivos dentro de cada una de ellas que nos indica los pasos a dar para conseguir logros en ellas y que podemos repetir al completo si no hemos conseguido alguno, incentivando más aún si cabe el querer realizarlas todas ellas al 100%. También tengo que reconocer que, personalmente, la violencia y bestialidad en tono de comedia (sí, es posible) que derrocha el juego también tiene un punto que nos incita a seguir derrochando adrenalina...

Una mención especial para el cooperativo para dos jugadores del juego y que nos permite disfrutar con un amigo de la experiencia completa de juego con lo que ello conlleva. Y es que es difícil encontrar juegos de estilo open world que sean cooperativos en su modo campaña, por lo que siempre es de agradecer que se incluya esta opción al juego y que estire más la vida del juego. Esto último lo necesita, ya que hablamos de un juego con una duración de entre 15 y 20 horas, muy pocas para un juego de este estilo que suelen ser gigantescos, y que en el caso de la remasterización (o la versión para Switch) podemos contar unas cuantas horas más (entre 4 y 5) en hacernos la campaña principal si no repetimos ninguna misión y si no hacemos demasiadas misiones secundarias, llegando a unas 10-12 horas si lo hacemos. No está mal aunque en la comparación con otros juegos de corte similar se quede un poco corto.

Hasta el mismísimo GTA V puede resultar monótono en algunos momentos al tener que repetir tipos de misiones una y otra vez, o cuando es el propio jugador quien tiene que buscar alternativas de diversión en el mapa realizando minijuegos para no repetir dos veces lo mismo. Pues bien; en Saints Row The Third esto no nos va a ocurrir, ya que cada misión parece parida por la mente de alguien totalmente psicópata capaz de idear locuras de lo más extrañas y extravagantes a la par que divertidas. Aparte de la propia situación en la que cada una de ellas tiene lugar en diferentes tipos de escenarios y con diferentes personajes, tenemos a nuestra disposición gracias a esto una enorme cantidad de vehículos de lo más variopintos desde naves espaciales a escobas de bruja, motos aéreas, tanques, coches o barcas, cada una de ellas con un sistema de control diferentes que nos hará no aburrirnos en ninguna de ellas.

Solo podemos decir que le hemos visto dos pequeñas pegas al juego en cuanto a opciones se refiere. Por un lado, el interfaz general del juego es confuso como poco, desde lo que tenemos que hacer en cada misión al propio listado de las mismas. En este sentido vemos cómo se van almacenando en un móvil con la cara del personaje que nos la asigna sin orden ni concierto, y hemos visto cómo hemos realizado una segunda actividad antes que la primera simplemente porque en ningún momento se sabe cual es la primera, lo que crea un poco de confusión a la hora de seleccionarlas. Por si fuera poco, las misiones ya realizadas se mezclan con las que están aún por hacer y que podemos repetir hasta conseguir todos los logros de la misma, algo que se arregla tan fácilmente con una pequeña línea que divida las no hechas de las que lo están y con un orden de misión. La segunda pega está en el control de los vehículos en general, y que no llega a la altura de los grandes como GTA en cuanto a esa física divertida que debe quedar a la mitad entre ser realista y divertida de jugar y que nos hace querer conducir todos los vehículos una y otra vez. Los vehículos se mueven y giran de forma un poco tosca, como si necesitase algo más de fluidez y velocidad.

Como os hemos dicho muchas veces, a cualquier remasterización al igual que a esta le suelen faltar elementos que la hagan atractiva para los jugadores que ya hemos jugado al juego original. A veces nos gustó tanto el juego original que tenemos ganas de volver a echarle el guante y no nos ponemos simplemente porque no queremos volver a jugar a algo que ya hemos jugado, o simplemente porque la consola está bien guardadita, por lo que las remasterizaciones son una excusa perfecta para volver a dedicarle un buen puñado más de horas y seguir disfrutándolo. Aún así, a nivel de elementos originales con respecto al original en esta remasterización no vamos a encontrar muchos, salvo el pequeño lavado de cara a nivel técnico y el haber incluido todo ese contenido extra que se pagaba aparte en el original vía DLCs. Teniendo en cuenta que el original salió al mercado hace más de 9 años, puede que incluso no recuerdes muchas de las situaciones o misiones que vamos a encontrar, y que de hecho son lo que hace que este juego diferente de otros del mismo estilo e, incluso, más original e incluso innovador que estos.

Está claro que sus desarrolladores echaron el resto en imaginarse situaciones, personajes y diálogos en cada una de las misiones y que, además, nos hagan esbozar una sonrisa en su mayoría. Por ejemplo, hay una misión en la que una especie de hulk que está arrasando la ciudad solo se tranquiliza con cierta canción de Aisha y que sea uno de los personajes del juego quien tiene que cantarla totalmente desafinado y sin acordarse de la letra, por lo que el resultado es catastrófico para todos excepto para la criatura que se tranquiliza. Lo peor de todo es que acaba metiéndose el tono en la cabeza y es casi imposible sacarla de ahí y no tararearla una y otra vez gustándote por absurdo que suene más que la original... Volition suele jugar muy bien con la música en muchos momentos en sus juegos, y algunos en The Third son verdaderamente épicos.

La inmensa mayoría de remasterizaciones que llegan al mercado se basan en coger un juego que ya existe de una generación o dos anterior y conseguir que pueda correr de forma fluida en las consolas actuales y a una resolución máxima de 4K, y es algo que no nos suele gustar nada porque en muchas ocasiones hay que rehacer gran parte del código o incluso volver a hacer los modelos poligonales de escenarios y/o personajes y sus texturas. En este caso tenemos una mejora significativa del acabado técnico de The Third con respecto al original, con mejores modelados de personajes, más expresivos, con mejores texturas y con más efectos en pantalla, todo ello por supuesto con el aumento en la resolución y tasa de frames de casi cualquier remasterización, y es un esfuerzo por parte de sus responsables hay que agradecer. El uso del engine de la cuarta entrega le sienta bien en casi todo momento si no tenemos en cuenta esos descensos de frames que hemos visto en contadas ocasiones y que no afectan a la experiencia final.

A nivel sonoro sigue estando a una gran altura, no solo por la extensa y excelente selección de canciones de toda clase de géneros, sino por el arte que tienen los chicos de Volition de integrar la música en todos sus juegos y que nos ofrecen algunos de los momentos más épicos del juego. Hay muchos, y hay uno que me impactó cuando lo viví por primera vez como es el de tener que ir hasta un punto de la ciudad en coche, que suene una melodía en la radio y que los dos protagonistas dentro del coche se pongan a cantarla a coro y animándose entre ellos como haría cualquier colega (no soso) que nos acompañara. Detalles tan tontos son los que marcan la diferencia y destacan este juego por encima de la competencia en este aspecto. En cuanto al idioma, el juego está con voces en inglés y textos en español, lo cual a veces y como suele ocurrir en este tipo de casos, suele ser negativo cuando te hablan durante una persecución o conduciendo un coche y no puedes prestarle atención a los subtítulos.