Hasta el mismísimo GTA V puede resultar monótono en algunos momentos al tener que repetir tipos de misiones una y otra vez, o cuando es el propio jugador quien tiene que buscar alternativas de diversión en el mapa realizando minijuegos para no repetir dos veces lo mismo. Pues bien; en Saints Row The Third esto no nos va a ocurrir, ya que
cada misión parece parida por la mente de alguien totalmente psicópata capaz de idear locuras de lo más extrañas y extravagantes a la par que divertidas. Aparte de la propia situación en la que cada una de ellas tiene lugar en diferentes tipos de escenarios y con diferentes personajes, tenemos a nuestra disposición gracias a esto una enorme cantidad de vehículos de lo más variopintos desde naves espaciales a escobas de bruja, motos aéreas, tanques, coches o barcas, cada una de ellas con un sistema de control diferentes que nos hará no aburrirnos en ninguna de ellas.
Solo podemos decir que le hemos visto dos pequeñas pegas al juego en cuanto a opciones se refiere. Por un lado, el interfaz general del juego es confuso como poco, desde lo que tenemos que hacer en cada misión al propio listado de las mismas. En este sentido vemos cómo se van almacenando en un móvil con la cara del personaje que nos la asigna sin orden ni concierto, y hemos visto cómo hemos realizado una segunda actividad antes que la primera simplemente porque en ningún momento se sabe cual es la primera, lo que crea un poco de confusión a la hora de seleccionarlas. Por si fuera poco, las misiones ya realizadas se mezclan con las que están aún por hacer y que podemos repetir hasta conseguir todos los logros de la misma, algo que se arregla tan fácilmente con una pequeña línea que divida las no hechas de las que lo están y con un orden de misión. La segunda pega está en el control de los vehículos en general, y que no llega a la altura de los grandes como GTA en cuanto a esa
física divertida que debe quedar a la mitad entre ser realista y divertida de jugar y que nos hace querer conducir todos los vehículos una y otra vez. Los vehículos se mueven y giran de forma un poco tosca, como si necesitase algo más de fluidez y velocidad.