The Last Guardian análisis: Una bonita experiencia que mezcla a las dos anteriores entregas de la trilogía

Hablamos de un juego cuya duración puede ser alrededor de 11 horas, lo que no está nada mal para un juego de puzles. De hecho, cuenta también elementos de juego de plataformas aunque no son tan difíciles como otros plataformas al estar bastante controlados (es posible caerse, pero en muchos sitios no nos dejarán hacerlo). Gracias a la imaginación que destila el juego por los cuatro costados, al comportamiento de Trico, a lo que tendremos que aprender a hacer con él o a la forma de ir avanzando (mediante experimentación y aprendizaje), el juego resulta tremendamente adictivo y nos atrapa por muchos motivos. El ejemplo más claro está en ver cómo evoluciona la relación de amistad entre el chico y el perro/pájaro, cómo aprende a realizar nuevas acciones, su comportamiento con las cosas que hacemos o lo que vamos averiguando de nuestro entorno.

La pega principal está en la IA de Trico, que debería haber sido más trabajada, o al menos que en ocasiones se comportase de otra forma. Vemos situaciones en las que Trico tendría que seguirnos o no lo hace hasta pasado un rato, órdenes que no sigue, hasta incluso ver cómo vamos a morir por su culpa o tener que matar al personaje para salir en un punto de control anterior y que Trico esté en el sitio que le corresponde. Si lo que pretendían era que pareciese un animal autónomo que a veces nos sigue y otras no debería de comportarse de otra forma, o incluso deberíamos tener la opción de poder educarle poco a poco. A veces resulta un poco frustrante incluso y algo más de interacción con el entorno tampoco le hubiese venido mal.

Los primeros minutos de juego pueden resultar un tanto extraños, ya que la mayoría de juegos tienen un pequeño tutorial que nos enseña lo que podemos o no podemos hacer, mientras que en The Last Guardian no ocurre esto. Esto no es sino una forma de mostrarnos lo que nos depara en el desarrollo del juego, ya que todo gira alrededor del aprendizaje de lo que podemos hacer, lo que puede hacer Trico, lo que podemos hacer juntos, y en menor medida ir descubriendo nuestro entorno y lo que está pasando juntos. A medida que progresa la aventura Trico aprenderá a imitarnos lo que añadirá nuevos movimientos que podremos hacer y nuevas opciones para ir resolviendo los puzles, con el problema de que en ocasiones no actuará como le estamos diciendo.

En cuanto a la estructura de juego es totalmente lineal y no hay nada que nos permita explorar más de lo que vemos ni experimentar cosas, lo que hace que pierda también la rejugabilidad (a menos que quieras intentar conseguirte los logros de terminar la partida en 5 horas y cosas así). Esto hace que el juego también pierda cierto valor, lo que añadido a lo limitado de las acciones que pueden hacer nuestros dos protagonistas nos hace pensar que no es un juego para toda clase de público, sino más bien para aquellos a los que les gustan los juegos de puzle y/o de exploración. Son de esta clase de juegos cuya experiencia es gratificante y nos gusta ver y avanzar para ver cómo evoluciona la relación entre los personajes, no por su verdadero valor jugable que sin ser malo podría haber sido mejor.

Juegos de puzle hay muchos, y con elementos de plataforma también. Sin embargo, no hay tantos que conozcamos que combinen este tipo de elementos con otros como la relación entre dos personajes, ver cómo va creciendo su confianza mutua, lo que pueden llegar a hacer juntos y la imaginación de un mundo que parece que pudiese existir, principalmente de cómo el jugador va averiguando todo lo que está sucediendo a su alrededor, algo que sí que podríamos decir que es único en el mundo de los videojuegos. Este The Last Guardian guarda un enorme parecido con el primer juego de esta trilogía de juegos (por llamarla de alguna forma), Ico, sustituyendo a la chica por un enorme perro alado que nos seguiría y ayudará en diferentes momentos. Sin embargo, las situaciones y puzles que veremos son muy similares pero no así la forma de resolverlos gracias a que Trico (el perro/pájaro) que nos ayudará de forma muy original e imaginativa.

Si lo tuviésemos que comparar con algún otro juego existente en el mercado sería casi imposible porque, como decimos hay muchos juegos de puzle y plataformas pero ninguno que combine esta magia, este personaje con tanta vida y personalidad, y las situaciones con las que tendremos que lidiar. Se parece a Ico combinado con Shadow of the Colossus (los dos anteriores juegos creados por Fumito Ueda), y aún así es algo que no habíamos visto antes. Una experiencia única que merece la pena ser vivida por todo aficionado a los videojuegos y que nos enseña el valor de la amistad.

A pesar de ser un juego precioso, le vemos un par de fallos significativos a nivel técnico. Por un lado tenemos un apartado gráfico desfasado que se ve a muchas leguas que estamos ante un juego de PS3 remasterizado (como lo pueden haber sido cualquier HD Remaster de PS3 aparecido en PS4). Eso no quiere decir que sea malo, ni mucho menos, ya que los enormes escenarios, estructuras que vemos en pantalla, los movimientos de los personajes (sobre todo de Trico que son una auténtica maravilla) o la iluminación son excelentes. Sin embargo, muchos detalles del juego y muchas texturas deberían haber tenido más calidad y resolución. Está claro que siendo un juego de PS3 aparecido en PS4, que tenga ciertas ralentizaciones en momentos concretos que parece que haga falta la PS4 Pro nos hace pensar que después de tantísimo retraso y de haber hecho el juego pensando en la anterior generación de la consola le pasa factura.

Por otro lado, la IA de Trico no está todo lo fina que debería. Tiene un comportamiento realista en la mayoría de los momentos y, sin embargo, hay veces que no sabe qué hacer ni cómo comportarse, quizás en un intento por aparentar ser un bicho vivo real que tiene su propia identidad. No es así puesto que en ocasiones solo basta un pequeño giro de pocos grados para que haga lo que le decimos, como si no detectase que debe subirse a una pared hasta que no la tiene cien por cien delante. Cosas como estas son las que, en contadas ocasiones, afean ligeramente el resultado final a nivel técnico, que cuenta con unas bellísimas animaciones, bonitos escenarios, estructuras arquitectónicas dignas de hacerse realidad, una iluminación realmente bien conseguida o una banda sonora de lujo compuesta por Takeshi Furukawa que nos guía en todo momento y nos emociona justo en los momentos que debe hacerlo.