El secuestro de nuestra mujer en un viaje en tren por una siniestra región de CentroEuropa sirve de excusa argumental a
Rise of the Nightmares, la nueva apuesta de
SEGA para
Kinect y el juego más adulto (y completo en experiencia para un sólo jugador) que hemos visto en el sistema. Monstruos de ultratumba, laboratorios llenos de trampas, litros de sangre y gore... Una pesadilla, pero de las divertidas.
Uno de los mayores logros de
Rise of the Nightmares es su sistema de control; si bien podemos avanzar automáticamente y convertir la aventura en un juego practicamente
on-rails,
SEGA se ha sacado de la manga una ingeniosa mecánica que nos permite movernos, correr y retroceder con facilidad.
La idea es
utilizar un giro de hombros para controlar la dirección en la que se mueve nuestro personaje, y adelantar la pierna para que empiece a andar (y mantenerla para que corra). Este sistema funciona bastante bien (y lo mejor es acostumbrarnos cuanto antes, ya que el sistema de movimiento automático no puede utilizarse siempre) y nos da libertad a la hora de explorar o avanzar. Pronto nos veremos las caras con abobinaciones, y llegará el momento de luchar,
poniendo nuestros brazos en posición de combate (como si boxeáramos), y con la posibilidad de detener los golpes enemigos cubriéndonos. Para un
FPS o juego de acción frenético puede resultar demasiado forzado y lento, pero para un
survival horror funciona muy bien, y nos hace sentirnos más expuestos y vulnerables.
Otro punto interesante son
las armas; contamos con todo un arsenal, desde los típicos cuchillos y bates a pócimas explosivas, tijeras de podar o una sierra mecánica, cdada una con manejo distinto, y sus propios
combos. Las armas también se van gastando o rompiendo con el uso, y aunque al principio es un poco molesto quedarnos desarmados en momentos clave, luego entendemos que es más divertido así; la fórmula de estar cambiando continuamente de armas hace la experiencia más divertida e interesante, y nos
impide estar abusando siempre de un arma concreta. Sin entrar en
spoilers hay que destacar que al avanzar en la aventura conseguiremos
un arma especial que nos permitirá disparar energía, lo que supone refrescar la mecánica de juego, y al avanzar más hay otro cambio similar... De esta forma no se llega a caer nunca en la monotonía.
En cualquiera de sus modos de dificultad,
Rise of the Nightmares no es un juego difícil, porque la vida se nos regenera como en muchos FPS, simplemente si estamos unos segundos sin que nos golpeen... Y teniendo en cuenta la baja IA de los enemigos no cuesta demasiado retroceder. Sólo en algún enemigo final y en los últimos capítulos tendremos que esforzarnos.
Además de para movernos y el combate,
Kinect nos servirá para solucionar algunos
puzles; para ello tenemos que activar primero un menú extendiendo la mano, luego llevarla hasta el punto de la pantalla en el que queremos interactuar, y luego realizar la acción concreta. Esto funcionaría muy bien si no fuera
por lo repetitivo que se hace; es, por ejemplo, el sistema para abrir puertas (que podemos abrir con su tirador o dando una patada), y vamos a utilizarlo
muuuuuuuuchas veces. En otros momentos del juego se nos pedirá que realicemos acciones concretas: tirar de una palanca, nadar... Estas acciones están puestas para multiplicar la inmersión en el juego, y realmente no hay que conseguir una precisión en el movimiento a realizar;
Kinect nos la va a dar por buena haciendo prácticamente cualquier cosa, y eso, sin ser malo, puede quitarle
tensión al asunto. De esta forma, los eventos se convierten en poco más que un trámite (como mucho, si tienen tiempo, en una prueba de reflejos).
Terminar la aventura nos llevará
alrededor de 10 horas (dependiendo de nuestra habilidad/velocidad y, sobre todo, interés por explorar, ya que si abusamos del movimiento automático y vamos a saco pueden algunas menos), y además de esconder
cintas con grabaciones de otros supervivientes que nos explicarán mejor la trama del juego - una peli mala de serie Z, aunque tienen precisamente ese encanto: monstruos que vuelven a la vida, científicos locos, torturas inhumanas... - el juego nos ofrece
rejugabilidad con un nuevo nivel de dificultad extra, y un capítulo desbloqueable una vez terminada la aventura. Aquí tendremos que dar el todo por el todo y luchar contra hordas de enemigos, tanto que nos puede servir para quemar calorías (hay un contador, como si fuera un juego de
fitness o baile).
Técnicamente nos encontramos con un
apartado gráfico bastante flojo, con modelados muy básicos para los escenarios y justitos para los enemigos; unas texturas muy mejorables, animaciones un poco robóticas, IA francamente mejorable...
Microsoft confesó que hacía falta sacrificar un poco de potencia de cálculo en los juegos de
Kinect, pero hablamos de un juego que, controlado por mando, podría pasar por uno de los primeros juegos de la generación (poco más que un juego de
Wii en alta). Afortunadamente no hay problemas técnicos importantes con el motor de juego, y la experiencia, aunque justita gráficamente, es sólida.
El apartado sonoro tampoco brilla en ningún aspecto (la banda sonora se limita a ambientar, y las voces y gritos están en inglés, y no pasan del
correcto).
Por último, destacar que
Rise of the Nightmares nos llega con los textos traducidos al castellano, haciendo la experienci más asequible a nuevos jugadores que quieran experimentar con
Kinect.