Uno de los puntos más conflictivos de
Iron Man VR ha sido para nosotros su capacidad para innovar y sorprender, ya que es capaz de lo mejor y de lo peor. Hay que reconocer - y aquí es donde el juego brilla - que el juego consigue de forma brillante su objetivo principal, que es meternos en la armadura de
Tony, haciéndonos sentir como él. Volar, el uso de los repulsores, las estrategias de combate, el potencial de la armadura, incluso encarnar a
Tony en su función de ingeniero y mecánico... son puntos muy bien logrados, y a veces casi
mágicos para un fan del personaje. La experiencia de esquivar a un enemigo acorazado, volar sobre él y destrozarlo sin piedad por la espalda es única gracias al control y visión
VR, y en líneas generales funciona muy bien.
Desgraciadamente hay un segundo aspecto más negativo, y es que después de haber jugado a títulos como la saga
Arkham o el más reciente
Spider-Man, el guión y adaptación del universo del personaje se quedan muy atrás. Todo es mucho más simplón y limitado, nos faltan algunos de los grandes rivales del personaje, la variedad y opciones de los enemigos se agotan muy rápidamente, y todo esto
lastra el potencial del juego. Y es una auténtica pena.