El fenómeno Helldivers II ha sido imparable, y una buena parte de su éxito está en lo divertido que resulta hacer cualquier cosa dentro del juego. Sus creadores, los chicos de Arrowhead Game Studios, han hecho un juego relativamente sencillo, lo cual es una ventaja para enganchar a muchos jugadores, pero además
cualquier cosa que ocurre en pantalla es tremendamente divertida, y sobre todo muy espectacular, lo que nos hace querer repetirla una y otra vez. El concepto de juego es realmente sencillo como hemos explicado tantas veces. Estamos ante un juego típico de horda, es decir, esos modos de juego que otros títulos tienen como para extender la vida algunas horas más, y que supone estar en un escenario más o menos cerrado lidiando con oleadas de enemigos a cual más difícil. Aquí, en Helldivers II, la ide es que ese escenario es más abierto que en este otro tipo de juegos, se genera de forma procedimental (también conocido como procedural, que viene a ser de forma aleatoria en base a funciones matemáticas), y además de contar con una serie de objetivos dentro de él, tenemos un tiempo hasta abandonar dicha zona y terminar la partida, lo que fomenta que queramos explorar todo lo que está a su alrededor para encontrar objetos, dinero para mejorar nuestro equipamiento y otras bases enemigas a las que arrasar.
Como vemos, el concepto es muy sencillo, ya que casi todas las partidas tienen lugar de la misma forma al no contar con unos objetivos complicados (defender una zona o a unos aliados, acabar con hordas de enemigos, recuperar algunos objetos repartidos, o activar una bomba en un sitio específico). Sin embargo,
en todo momento nos da la sensación de ser auténticos héroes de esos de películas de los años 80, con frases épicas por doquier, tirándonos a la tierra cuando estamos rodeados por enemigos para que les sea más difícil alcanzarnos, utilizando enormes y potentes armas contra ellos con una enorme cantidad de munición, o generando gigantescas explosiones que no solo arrasan parte del escenario o a los enemigos, sino también a los aliados y a nosotros mismos si estamos demasiado cerca. A esto hay que añadir los dos elementos clave del juego como son el cooperativo para cuatro jugadores, con un matchmaking que quizás podría haberse afinado algo más pero que siempre encuentra partidas con las que jugar, y con
un elemento que nos encanta como son las estratagemas, algo similar a un combo en un juego de lucha y que se utiliza absolutamente para todo, como pedir refuerzos, solicitar armas más potentes o munición, o que hagan un ataque aéreo en una zona concreta. Muchos de ellos tienen una combinación de botones estándar, lo que te hacen aprenderlos como si fuese un combo en Street Fighter, mientras que otros son aleatorios según la llamada y la zona, lo que nos hace estar pendientes mientras que el resto de jugadores lo defienden de las hordas enemigas.
Repito; absolutamente todo es espectacular, y su simplicidad hace que queramos seguir acabando con toda clase de hordas en toda clase de escenarios, aunque estos sean demasiado similares entre sí. Y es que este puede que sea su mayor defecto, y es que a pesar de contar con diferentes entornos y biomas, el juego no tiene una gran variedad de escenarios, y al menos de momento no hay escenarios bajo tierra, ni grandes estructuras que visitar, ni tampoco que los escenarios sean complejos, siendo en su mayoría muy planos sin montañas que escalar ni otra cosa que hacer. Quizás con el tiempo tengamos actualizaciones en este sentido.