El personaje se controla fácilmente en todas sus habilidades, pero no contar con un salto o la posibilidad de agacharse eficientemente limita la defensa a esconderse tras las paredes. Efectiva, pero poco profunda.
El espíritu del juego, desde que los logotipos dejan lugar a la intro, desde el comienzo en la primera fase al poco espectacular desenlace,
es una continua propuesta de cara dura, chulería, y apuesta por la acción directa sin complicaciones. Y cuando decimos sin complicaciones, sería mejor escribirlo con mayúsculas, puesto que es la plena definición del desarrollo y mecánica del juego.
Nuestro papel es bien sencillo:
avanzar por unos mapeados sin demasiadas complicaciones, ajusticiando de la mejor manera a todos los maleantes que salgan a nuestro paso en la búsqueda de su cabecilla o jefe final.
El método es simple y directo, como hemos recalcado, como queremos recalcar.
Jack cuenta con algunas habilidades, todas ellas fáciles de realizar.
Podemos desarmar a los enemigos (como en la primera parte) acercándonos a ellos y pulsando un simple botón y una dirección en el mando de control. Espectaculares e imposibles,
con 25 posibilidades son casi de lo mejorcito del juego, junto con la inclusión de una copia del ?tiempo bala? del mejor ?Max Payne?. Pulsando un único botón también, el intrépido Jack salta a cámara lenta para ejecutar con mayor deleite a sus criminales favoritos. Criminales a los que podemos también atrapar para usarlos como escudos humanos, muy útiles para detener las balas de sus compañeros compinches.
Y si toda esta fuerza de acción no fuese suficiente,
nuestro gran amigo Shadow, el perro itinerante inteligente, estará siempre ávido de acción y emociones.
A una orden nuestra, corre a derrotar al maleante más cercano para traernos, como buen perro (y no los del
?Nintendogs?),
el arma con el que el criminal quería amargarnos el día.
Todo fácil, todo ?Plug and Play? en pleno ?Body-Counting? salvaje. El único obstáculo para detener nuestra fuerza destructora vendrá en forma de barra amarilla o medidor de adrenalina. Un indicador que aumentará con los desarmes o número de bajas y que responderá directamente a las llamadas de Shadow o el tiempo bala. A menudo nos quedaremos sin esta ayuda sin darnos cuenta, pues abusar de lo bueno del juego es casi el único camino a la diversión con este título, pero por suerte para nosotros, es casi tan fácil de recargar como irla a gastar.
Tan fácil como resulta el control de las armas. Aunque podemos elegir la que más nos guste en cualquier momento (escopeta recortada, doble .45, automática corta, rifle, etc.), el juego se encarga él solito de proporcionarnos siempre la más potente o de cambiar a la siguiente una vez nos hemos quedado sin munición en alguna de ellas.
Nosotros no debemos preocuparnos de esas cosas, no es necesario. Lo único que se nos pide es que acabemos con todos, utilizando, para mayor comodidad, un sistema de punto de mira automático que selecciona el blanco más próximo a nuestra posición. El color nos indica la posibilidad de acierto (verde: blanco seguro, rojo: blanco lejano, gris: blanco imposible) y aunque podemos cambiar el objetivo, no acaba importando mucho pues al final hay que matarlos a todos, sin importar donde se encuentren.
Se nos posibilita además, en un alarde de generosidad, con
la posibilidad de cubrirnos tras las esquinas y atacar con cuidado desde ellas (copia de
?Metal Gear?). En apenas un par de partidas nos daremos cuenta de que es nuestra mejor ventaja para sobrevivir, porque, entre tanto avanza sin problemas, resultará muy fácil que el enemigo nos recorte la barra de resistencia del chaleco antibalas y nos destruya con frialdad. La mejor opción pasará por tener un poco de paciencia y, en el único punto de estrategia (es un decir) del título, obtendremos mejores resultados si en lugar de avanzar de frente y a lo loco nos cubrimos con los diferentes elementos en los escenarios dispuestos para tal propósito.
Se trata de la única posibilidad de Jack, incapaz de saltar lateralmente o agacharse para cubrirse. Estaremos de pie en todo momento, como un perfecto blanco móvil para esas violentas bandas.
En definitiva,
una apuesta descarada por el mata-mata-no-te-preocupes-por-nada, ni siquiera por la munición, siempre presente allá donde un maleante haya caído. Una copia de planteamientos de
?Getaway? en la que lo único que permanece del título original es la facilidad de planteamientos.