La primera vez que pudimos ver Dragon Age Origins (DAO) fue hace bastante tiempo, antes incluso que saliera a la calle, y en ese momento pensábamos que sería "otro" Neverwinter o Baldur's Gate, es decir, mucha exploración, mucha historia y muchos combates, pero casi nada de los elementos que engrandecían a los grandes juego de rol. Al final no resultó ser así ya que lo que nos encontramos fue una intensa historia, múltiples caminos a los que enfrentarse, enigmas, puzles, una imaginación desbordante e, incluso, algunos momentos en los que el sistema de juego cambiaba por completo, lo que hacían de
DAO lo mejor que había pasado por nuestras manos en años en cuanto a juego de rol se refiere.
Con Dragon Agen II esperábamos que al menos estuviese a la altura, y ha sido un poco decepcionante porque gran parte de estos elementos se han perdido en el olvido, creando una experiencia muy buena, pero lejos del original. Esto no quiere decir que sea malo ni mucho menos, pero sí que nos hubiese gustado ver otras cosas. Por ejemplo, los chicos de
Bioware han arreglado gran parte de los defectos de su primera entrega, como por ejemplo eliminando la excesiva linealidad a la hora de realizar misiones y creando un sistema que cabalga entre un juego de rol tradicional y un MMORPG. A medida que vamos explorando iremos encontrando diversos personajes que nos irán dando misiones a realizar (con la ya típica admiración amarilla encima) y que podremos realizar en el orden que queramos, lo que además consigue que ganemos nivel y experiencia antes de realizar las misiones importantes. Con esto también
se reduce muchísimo el nivel de dificultad del juego con respecto a DAO haciéndolo muchísimo más accesible (fácil incluso).
También tendremos una mayor opción de personalización de cada integrante del grupo que incluso puede llegar a abrumar a los que no están tan acostumbrados ya que para un mismo personaje nos podemos encontrar con hasta ocho posibles árboles de especialización dependiendo de su clase. Esto contrasta con la simplicidad a la hora de equiparlos, y es que
al único personaje que podremos ponerles armaduras y armas es al principal, ya que al resto del grupo no se nos permitirá, lo que resulta curioso cuando menos. Al menos le podremos poner amuletos y anillos para mejorar algunas de sus habilidades.
Todas estas mejoras con respecto a la primera parte lo haría un juego más grande si no fuese por lo que se ha perdido con respecto a la primera parte. Por un lado, DAO nos permitía escoger distintos personajes al principio del juego, y según fuese tendríamos una historia inicial totalmente distinta, lo que lo hacía rejugable. DA II pierde esto permitiéndonos elegir al mismo personaje con distinta clase, lo que también hace una historia diferente (si es un mago, por ejemplo, ya que es el eje central de la trama), pero en mucha menor medida. También se han perdido los enigmas que teníamos en DAO (si escogíamos al mago teníamos más enigmas que el resto de personajes), así como los puzles e incluso los "mini-juegos" (aquella fase en El Velo donde teníamos que transformarnos).
Lo que nos ha quedado ha sido un juego de rol con un combate estratégico (si jugamos en PC) o un juego de rol de acción si jugamos en consola con una buena trama, numerosos personajes, mucha imaginación a la hora de crear las misiones pero quizás excesivamente plano en cuanto a su desarrollo, que además se queda corto en el apartado técnico y al que le vendría muy buen algunos nuevos elementos en cuanto a la conversación o el sistema de combate o su desarrollo para hacerlo más original.