Bulletstorm: Full Clip Edition - Análisis: Una segunda oportunidad

Hablamos de un juego que pasó un poco inadvertido en el momento de su lanzamiento original en PS3 y Xbox 360, que no vendió demasiado bien y que contaba con algunos elementos originales que llevaban la jugabilidad por otro camino distinto que lo que se había visto hasta ese momento (incluso hasta ahora) en los FPS. Sin embargo, la mecánica del látigo se acaba haciéndose repetitiva cuando llevas un par de horas, a pesar de ir aprendiendo nuevas posibilidades con las nuevas armas (se hacen casi todos iguales). A pesar de que todos los shooters en primera persona cuentan con fases demasiado parecidas entre sí, las situaciones varían y suelen darle un toque fresco a cada una de ellas. Sin embargo, en Bulletstorm te obligan a matar a la gente con los trucos del látigo, y se hace aburrido con el tiempo.

En cuanto a su duración, está claro que un modo multijugador competitivo habría alargado su duración más, pero al no contar con él y tener solamente unas 7 horas de juego en la primera partida (hay coleccionables, por lo que podremos jugar por segunda vez para conseguirlos todos), y contar con un modo horda aceptable pero sin grandes alardes, se nos hace insuficiente para los estándares actuales. La historia y los personajes tampoco ayudan a que el juego esa más divertido, y lo único son algunas fases que están bien ambientadas y gusta jugarlas. Sin grandes alardes.

El sistema de control es relativamente similar a cualquier otro FPS, lo que hará que la mayoría de jugadores aprendan los controles básicos en el primer minuto. Quizás, lo que descuadra es el uso del látigo y la patada, lo cual es bueno, porque no lo habíamos visto hasta ahora en un shooter. Esto hace que las primeras horas de juego pasemos más tiempo intentando hacer todas las combinaciones posibles de movimientos con cada una de las armas, siendo la mayoría de ellas relativamente sencillas de hacer. El problema son los movimientos que podremos hacer y cuando los haremos. Hablamos de un juego de disparos en el que no se premia disparar (de hecho, es penaliza), y que nos pide que casi todas las acciones que hagamos sean con el látigo y las patadas, algo que da muy poco juego.

En cuanto a opciones de juego también nos quedamos cortitos, por la duración (no llega a las 8 horas), y no contar con un multijugador ni un modo cooperativo del modo historia. Podremos rejugar el juego para conseguir los coleccionables, pero al ser un juego sencillo no dan demasiadas ganas de volver a ponerse con él, por lo que la historia se acaba demasiado pronto. El cooperativo para cuatro jugadores en modo horda no está nada mal, pero lo ideal es jugar con amigos que tengan el juego, ya que si no se haría más aburrido aún. No está mal, y puede estirar la vida del juego alguna hora más, pero no creemos que de para más de 11 o 12 horas en total. Ideal no comprárselo de salida y esperar que baje y mucho.

Los chicos de Epic Games y People Can Fly intentaron repetir la fórmula de Gears of War, con un juego cuyos personajes eran los típicos anti-héroes y con algunas situaciones muy similares en planteamiento, aunque en primera persona en lugar de tercera. Sin embargo, ni consiguieron el mismo carisma, ni la misma jugabilidad al eliminar el sistema de cobertura o el cooperativo para dos jugadores, ni en opciones multijugador. El resultado fue un juego que solo se apoyaba en dos puntos, ambos originales, como el tener que avanzar haciendo combos con un látigo que coge enemigos y los lanza por los aire en cámara lenta. Esto no se ha visto (al menos así) en ningún videojuego, y podría parecer una combinación entre un Devil May Cry (por el tema de acabar con los enemigos con estilo) y el uso del gancho de otros juegos de acción en tercera persona.

El otro elemento en el que se basa el juego es el desarrollo de algunas fases, como la que nos persigue una enorme rueda gigante (escenario interactivo), o la que nos persigue una enorme criatura a la que no le ha hecho gracia que molestemos a sus crías. Quizás, aquí es donde está la parte que más llama la atención en el juego, ya que en la mayoría de los escenarios encontraremos partes con las que podremos interactuar y nos entretendremos un buen rato en hacerlo, lo que combinado con el látigo le da mucha frescura en muchas ocasiones, pero no siempre. Haber añadido a Duke Nukem como personaje protagonista en esta versión (como DLC) también le da cierta gracia, sustituyendo a Grayson Hunt como protagonista, lo que también le da cierto toque gracioso al remake, y cierto aliciente para aquellos que jugaron originalmente.

Hablamos de un juego de 2011, para Xbox 360 y PS3, que utilizaba el Unreal Engine 3 y que mostraba unos gráficos muy bonitos y muy buenos efectos en pantalla, pero que ni tan siquiera era capaz de aprovechar estos hardwares. Ahora, en PS4 y Xbox One, tenemos como resultado algo muy aparente, que se mueve con mucha soltura y suavidad (60FPS) y que cuenta con muchos detalles en pantalla, pero que (obviamente) queda muy lejos de las mejores obras vistas en las consolas actuales. Aún así, el resultado es bastante bueno y gusta ver todo lo que en su momento hicieron sus creadores y cómo han sabido ahora darle un pequeño lavado de cara y conseguir un buen acabo gráfico, además de haberlo mejorado hasta los 1080p.

Es curioso, porque tiene a la vez una nota positiva y una negativa en el doblaje. Y es que Bulletstorm está completamente doblado al castellano y el resultado no está nada mal, pero al mismo tiempo tiene algunas voces que no le pegan nada a algunos de sus protagonistas, como la de Sarrano (interpretada en español por el mismo doblador que a Hugh Laurie en House) que no solamente no le pega nada, sino que acabaremos hasta las narices de escuchar (no solo por la voz y porque no le pega, sino por el desastroso guión y malas frases que dice). Si tenemos la versión que cuenta con Duke Nukem, vemos algo un poco ridículo, al ver como el juego ya no podemos jugarlo en español, debido a que no se ha podido utilizar el mismo doblaje (para no tener que doblar nuevamente al personaje), lo que hace que tengamos que leer todo lo que dice. No es malo, pero sí curioso.