Sin duda, el punto más fuerte del nuevo
Alone in the Dark es la concepción de su reinicio, buscando un equilibrio entre el clásico y los survival horror actuales. Así, tenemos un punto de partida fiel a las raíces del original, la
reimaginación de los dos héroes clásicos - el duro detective privado Edward Carnby o la interesante Emily Hartwood, institutriz gracias a la cual comienza la historia - y la vuelta a la mansión
Derceto, esta vez convertida en hospital psiquiátrico. Desde allí viajaremos a distintas localizaciones, nos enfrentaremos a enemigos creados por fuerzas oscuras y el poder del vudú, y trataremos de resolver un intrincado misterio.
Desgraciadamente no todo es perfecto en este
reboot; la historia es un tanto enrevesada (especialmente si empezamos jugando con Edward), los enemigos no tienen especial peso ni importancia (ni reacción creíble por parte de los protagonistas), y se abusa de una narrativa a través de textos, con pocos personajes con los que interactuar. El resultado final intenta ser intrigante y muy oscuro (y hay algunos momentos realmente geniales), pero no logra coronar y determinadas tramas potentes se van diluyendo en gran parte de la aventura. Lo que sí nos ha gustado mucho es la idea de mantener la acción dividida entre los dos personajes, ya que aunque la mayoría de la experiencia es idéntica, hay algunas diferencias realmente importantes, y así se dispara la rejugabilidad.