Análisis The King of Fighters XV - El difícil camino de vuelta a la cima, paso a paso

Con un plantel base de 13 equipos y 39 luchadores (3 completamente nuevos y 6 de la entrega anterior), The King of Fighters XV tiene una gran abanico de posibilidades para todos tipo de jugadores, recién llegados y veteranos, y cuenta con mecánicas y opciones para hacerle hueco a casi cualquier fan de la lucha. Por supuesto, aquí influye (mucho) el nuevo sistema de combate y la asistencia en combos básicos, que convierte fácilmente a cualquier recién llegado a la saga en un peligro potencial...

A nivel de modos, está claro que el peso del juego lo han llevado en esta ocasión el online, que al fin y al cabo fue uno de los puntos más conflictivos de la entrega anterior... aunque un poco a costa de la experiencia para un jugador. Pasando del modo historia y de los modos normales (survival, práctica y galería) hay poco contenido, aunque sí agradecemos - mucho - la opción de desbloquear melodías de otras entregas después de cumplir objetivos concretos.

The King of Fighters XV vuelve a apostar por un estilo de juego divertido, agresivo y lleno de posibilidades, con el eje de la Barra MAX que conocimos en la entrega anterior. Eso sí, todo se ha enriquecido con nuevas mecánicas, como la opción de potenciar un ataque especial gastando media barra, o los nuevos tipos de golpe De Impacto (ideales para lanzar al rival contra una esquina y dejarlo a nuestra merced) y Destructores, que nos sacarán de las situaciones más complicadas. La barra Max
nos permite acumular 5 niveles, desatando así distintas estrategias de combate, de las más agresivas a las defensivas.

Pensando también en los recién llegados, se han incorporado distintas herramientas para aprender y mejorar nuestro estilo, desde el consabido tutorial a las misiones (mejorables en contenido, pero que siempre nos llevarán a aprender algo de un personaje), y sobre todo los nuevos autocombos, que facilitan muchísimo la vida de aquellos con complicaciones para realizar complicadas combinaciones. Ojo, eso sí, que también hay opciones para que los jugadores más técnicos puedan evitarlos y aprovecharse de sus carencias...

The King of Fighters XV no es una revolución visual ni jugable, desde el principio parece que su espíritu está en ir un paso más adelante de todo lo visto en XIV, y una prueba inequívoca de ello es el retomar la trama de Shun'ei Saga para buscar un segundo episodio que enriquezca la historia y añada nuevos personajes. Lo mismo ocurre en el apartado visual y jugable, y las novedades vienen en crear un estilo más abierto para el jugador y que recompense más - y mejor - nuestra creatividad e ingenio.

Con todo, hay que reconocer las ganas de devolver la saga a lo más alto, y la sensación general de esta entrega es de progresión - en todos los sentidos - a la entrega anterior; el único punto que pincha aquí es haber bajado el plantel de personajes de 50 a 39, y aunque el número final sobrepasará los 50, lo hará a través de varios DLCs que encarecen el precio final.

A nivel visual, The King of Fighters XV supone un pequeño salto adelante sobre la entrega anterior (especialmente en la nueva generación) gracias a mejoras en los modelados, efectos y animaciones, escenario mucho más currados (aunque hay algún altibajo, en general hay una sensación de progresión) y un acabado final más a la altura. Con todo, gráficamente KOF XV está por debajo de sus rivales más directos, y el estilo anime no termina de cuadrar bien con todos los personajes; es especialmente sangrante el aspecto extra-musculoso de la mayoría de los protagonistas del juego, y aunque esta es una decisión más bien artística, a nuestro gusto no cierra del todo.

El apartado musical sí es un sobresaliente sin condiciones, desde el impresionante nuevo tema principal de Steven McNair a las vibrantes composiciones de la banda sonora, que además incluyen multitud de guiños e inclusiones de temas clásicos de la saga (algunos desbloqueables, otros en combates específicos). Contamos también con la opción para disfrutar con voces en japonés y textos en castellano.