Análisis The Chant - Un cántico al terror 'diferente'

Terminar The Chant nos llevará en torno a las 6 horas de juego, un tiempo nada despreciable si tenemos en cuenta que hablamos de una aventura que se lanza a un precio reducido, y además que hay varias opciones para alargar la vida útil del juego. La más evidente está en las decisiones que iremos tomando en determinados momentos de la aventura, y que nos llevarán hasta los 3 finales diferentes del juego, que merece la pena ver.

Es cierto que, debido a unas mecánicas de juego que podrían haberse pulido mucho más, la aventura no es especialmente rejugable una vez terminada (y, como mucho, experimentado con los 3 finales). Conscientes de este problema, la distribuidora ha apostado por un precio reducido para el lanzamiento, que si bien no arregla del todo el problema, al menos hace que apostar por este título sea mucho menos arriesgado.

A nivel jugable The Chant es una mezcla de survival horror con juego de exploración y toma de decisiones que funciona bastante bien gracias a un desarrollo variado y una puesta en escena interesante y diferente. Eso sí, a la hora del combate contra las criaturas oscuras, las posibilidades son bastante limitadas y las mecánicas muy básicas; es fácil que nos quedemos sin arma y tengamos que huir para recuperarnos, multiplicando la sensación de sentirnos expuestos. Conforme avanzamos en la aventura aumentan las posibilidades de los combates, pero casi siempre es mejor huir y esquivar, y dejar las batallas para cuando realmente no tengamos más remedio.

La mejor decisión está en los marcadores de mente, cuerpo y alma, que nos llevarán a momentos de gran tensión; si la mente se rompe entraremos en pánico y empezaremos a ver alucinaciones, nuestro cuerpo determina el daño que podemos sufrir, y el alma nos permitirá desarrollar - útiles - habilidades especiales. Esto aleja al título de otros juegos de terror que acaban siendo simuladores de andar, y aunque las mecánicas no son perfectas, el punto de interacción se agradece.

Sin duda, el punto más fuerte de The Chant está en lo original y sorprendente que resulta; nada de zombies o similares, aquí nos las vamos a ver con toda una secta, humanos poseídos y fuerzas oscuras que nos pondrán las cosas muy difíciles. Otro punto original es que gran parte de la acción (y el misterio) se desarrollan a plena luz del día, al estilo de películas de terror como Midsommar, lo que resulta refrescante e interesante; los personajes secundarios también tiene algunas capas de profundidad, y las conversaciones con ellos - además de determinar nuestro final - hacen la aventura más realista e intensa.

Para la ambientación se han unido una colección de ritos paganos (como personas llevando cráneos de animales en la cabeza) con una importante crítica a las sectas que ofrecen la iluminación... por un alto precio. Todo se lleva a cabo además de una forma muy cinematográfica y coherente dentro de la trama principal, algo que se agradece de sobremanera; igualmente hay que valorar la falta de sustos fáciles para centrarse en una experiencia más impactante.

A nivel visual The Chant cumple con nota creando un universo inquietante y misterioso, pero sobre todo con mucha personalidad; el cambio de ambientación a una isla soleada permite sorprender al jugador, y al mismo tiempo que el arte del juego brille más (y mejor). Sin embargo la luz también pone de manifiesto unos escenarios excesivamente sencillos (y repetitivos), unas animaciones mejorables y otras carencias visuales; de hecho, en los momentos en los que la oscuridad lo invade todo, esto se disimula bastante. Con todo, hablamos de un título que no debería haber tenido problemas para salir en PS4 y Xbox One, y que en la nueva generación no está del todo optimizado.

La banda sonora funciona muy bien, con temas tranquilos que giran rápidamente cuando arrancan los momentos de tensión. Todo se complementa con un buen trabajo de doblaje (en inglés) y textos en castellano para hacer la aventura más inmersiva.