Análisis Road 96 - Una gran experiencia, y una gran historia

La historia de este tipo de juegos suele ser de lo mejor con diferencia, y en Road 96 también es así. Tengo que reconocer que no conocía casi nada del juego hasta que lo instalé y me puse con él, y eso me ha hecho tener una perspectiva totalmente diferente a la de otros juegos por no conocer de qué iba. De hecho, los primeros minutos me resultaron confusos porque tras hacerte unas cuantas preguntas para adecuar lo que nos vamos a encontrar, el juego nos sitúa en una de las múltiples situaciones que vamos a encontrar, conociendo a algunos de los siete personajes protagonistas, sin presentación, ni quienes somos, ni nada por el estilo. De hecho, el jugador va a controlar a una serie de jóvenes a los que nunca les veremos la cara o sabremos sus nombres ni sus motivaciones, más allá de la de querer huir de un país que no solo los tiene oprimidos, sino además que los amenaza a todos los menores de edad que intentan escapar con llevarlos a una zona de donde no se sale. A medida que vamos conociendo a los siete personajes protagonistas, conocemos más de lo que les pasa a todos los jóvenes y, perfectamente, podemos sentirnos identificados y, además, como si todos ellos fueran uno solo. Gracias a esto la narrativa está muy conseguida, y consigue meterte de lleno en conocer todo lo que cada personaje tiene que contarte en pequeños episodios en los que nuestro propio personaje puede morir, ser encarcelado, o escapar del país, y dependiendo de lo que hagamos conoceremos más o menos detalles de los verdaderos protagonistas.

El desarrollo como digo es bastante ameno, y ya solo con la toma de decisiones (muchas de ellas difíciles, pero no todas), tendríamos para un juego que engancha lo suficiente como para saber cómo va a acabar al final. Sin embargo, se ha optado por añadir un puñado de pequeños minijuegos de corte muy simple que llegan incluso a enganchar, y que a mi personalmente me hubiese gustado que se pudiese jugar en solitario sin necesidad de estar metido de lleno en la historia. Todo ello, la búsqueda de los pocos coleccionables que hay (casettes de música), hacer la historia principal una vez, los minijuegos, y conocer a los protagonistas al 100%, nos puede llevar unas 7 u 8 horas en total, menos si queremos ir más a saco, y más si queremos conseguirlo al 100%, especialmente si nos hemos saltado algún coleccionable y tenemos que volver repetir el juego hasta encontrarlos todos. Aún así, no recomendaría para nada hacerlo a saco, ya que se disfruta mucho más como uno de esos juegos que se juega mejor de forma pausada.

El problema, o ventaja según se mire, de los juegos de estilo aventura narrativa suele ser la escasez de cosas que podamos hacer en ellos. Para muchos, esto es principalmente lo mejor de este tipo de desarrollos, ya que nos podemos centrar en la historia, en tomar decisiones y ver sus consecuencias, en conocer a los personajes, y en disfrutar todo lo que a nivel técnico tiene el juego que ofrecer, generalmente a nivel sonoro y artístico, ya que ninguno de estos juegos cuenta con un apartado gráfico envidiable. A Road 96 le pasa justo eso, y el jugador debe tomar ciertas decisiones en ciertos momentos según las conversaciones que va teniendo con los distintos personajes. El juego se desarrolla en pequeñas zonas, bastante repetitivas por cierto, donde las conversaciones entre los personajes tiene lugar, como si fuese una película o comedia de situación, y por ejemplo veremos escenas dentro de un coche en la que solo podemos mover la cámara para mirar adelante, atrás y hacia los lados, y elegir las frases de la conversación oportuna. En otras escenas nos movemos en primera persona con la opción de buscar y usar ciertos objetos, pero siempre de forma muy concreta y lineal. De esta forma, donde vamos a disfrutar especialmente es en la historia principal, en conocer a sus protagonistas, y en ver qué le pasa a cada uno de ellos, ya que elementos de aventura como tal cuenta con muy poquitos.

En cuanto a las opciones de juego vamos a tener muy poquitas. Podemos crear una partida nueva, ver los coleccionables que tenemos, y reiniciar la partida cuando queramos por si alguna de las conversaciones ha tenido un desenlace que no nos ha gustado. Aparte, cuando terminamos la partida comenzamos la Nueva Partida +, y que viene a ser la posibilidad de conseguir el 100% de cualquiera de los personajes si no lo hemos conseguido anteriormente, pero que no cuenta con ninguna variación con respecto a la original. De esta forma, el juego se vuelve muy poco rejugable, salvo como digo si te has dejado alguna decisión que no querías tomar o viceversa. De hecho, he probado algunas de estas escenas a posta para ver qué cambios jugables se producían, y realmente son muy poquitos, e incluso, si quieres hacer ciertas situaciones de forma diferente, los resultados en muchos casos van a ser los mismos que ya tuviste originalmente. Siempre puedes salvar a algún personaje tomando alguna decisión diferente, o también condenarlo, pero no hay demasiada diferencia en el desenlace final. Al final del juego hay unas escenas de las que no tenemos casi control, y según hayamos conseguido llegar con todos los personajes principales o no, veremos algo ligeramente diferente, y puede merecer la pena repetir la aventura por segunda vez, aunque su desarrollo será casi idéntico.

Road 96 tiene algo que lo hace diferente de la inmensa mayoría de juegos que existen en el mercado actual, incluso si lo comparamos con otros muchos juegos de aventura narrativa. Las mecánicas son casi las mismas, esto es, conversaciones con personajes que nos encontramos para conocer más de la historia, la toma de decisiones más o menos difíciles que conducirán al desenlace final de una u otra forma, y unas opciones de juego realmente escasas debido a que casi todo su desarrollo se basa en estas conversaciones, por lo que movernos, coger ciertos objetos y usarlos en los momentos oportunos son meros ?gimmick? (puestos ahí simplemente para que el jugador tenga que hacer algo en momento concreto, pero que no requiere ninguna habilidad, ni técnica, ni colaboración por parte del jugador) que podrían haberse currado más para dar más opciones y un toque más aventurero. Aún así, vamos a encontrar una buena cantidad de minijuegos repartidos por prácticamente casi todas las escenas de conversaciones, desde un combate entre tanques que parece sacado de un Atari 2600 (y que viene de perlas por lo que decíamos de la ambientación ochentera en el apartado técnico), hasta un minijuego de esquivar coches en una carretera a toda velocidad. Todo ello sirve para dinamizar mucho cada uno de los episodios, porque incluso si no eres especialmente hábil, en la mayoría de los casos sus resultados son simplemente una anécdota para echar el rato, y de hecho, que no hubiese venido nada mal que estos se desbloqueasen y se pudiese jugar en cualquier momento.

También su ambientación es bastante original. Hasta ahora hemos tenido historias basadas en personajes, algunos superpoderes, cuentos clásicos, o hasta zombis, pero no habíamos tenido nada con este toque político que de alguna forma intenta forzar al jugador a tomar partido por una ideología política de las tres opciones que tenemos para que vea lo que ocurre o puede ocurrir según nuestras decisiones. En realidad, la toma de decisiones en este sentido es superficial, y parece más algo añadido para hacer ver a los más jóvenes que jueguen que la democracia tiene sus frutos.

Como digo siempre, algunos juegos no necesitan tener un apartado técnico o gráfico realmente glorioso para destacar, lo que no quita que su apartado técnico no esté a la altura de otros muchos juegos del mercado actual, o incluso, no estén a la altura de otros juegos de corte similar con mejores gráficos y sonido. En este caso, este Road 96 cuenta con un apartado técnico muy discreto, con unos modelos de personajes sin demasiado detalle y cuadrados que buscan de alguna forma una especie de estética sacada de una novela gráfica o un cómic, como prefieras, y en el que todos los personajes podrían estar mucho mejor modelados, más detallados, y con mejores texturas. No lo necesita para nada, pero tampoco le hubiese venido nada mal teniendo en cuenta las joyas que hay en el mercado actual en prácticamente todos los géneros actuales, más con la potencia de las actuales y nuevas consolas. Peor aún están los escenarios, que son incluso más sencillo y con una enorme falta de detalles, muy planos y repetitivos, aprovechando quizás el hecho de estar recorriendo en casi todo momento un enorme desierto que podría perfectamente estar ambientado en el de Texas, aunque sus creadores han inventado un país ficticio, Petria, y que además de recordar a una especie Corea del Norte desértica, podría parecerse a un hipotético Estados Unidos con un enorme muro como el que hace poco se quería construir. De hecho, hay zonas en las que vamos en un coche, moto, o camión, en la que vemos cómo se va generando el escenario a escasos pocos metros del vehículo, quedando un efecto quizás demasiado soso, a pesar de que a lo que tenemos que prestarle atención son a los diálogos.

A nivel sonoro el juego es muy diferente, ya que contamos con unos diálogos perfectamente interpretados por sus actores de doblaje, y que desafortunadamente están en inglés. Eso sí; cuenta con subtítulos en español para no perderse detalle y que son de esos que no hay problemas en ir leyendo porque no hay prácticamente acción en pantalla que nos haga no poder leer en todo momento. En cuanto a su banda sonora, contamos con algunos temas realmente bien seleccionados, y a pesar de que el juego está situado a mediados de los años 90, su banda sonora responde más a títulos pop ochenteros que nos hacen tener una nostalgia especial, y cuya elección muy probablemente haya sido adrede para crear esa sensación en el jugador. De hecho, el único coleccionable con el que cuenta el juego son cintas de cassette con los temas de la banda sonora que podemos poner en prácticamente cualquier lugar que visitemos, desde los coches hasta gasolineras, para seguir escuchando nuestras canciones favoritas en todo momento.