Análisis Resident Evil 2 Remake - Jugabilidad moderna, terror y esencia clásica

Estamos ante un remake hecho con mucho cariño y mimo, donde se ha cuidado cada detalle. Gracias a esto, nos transportaremos a un tiempo pasado, de unas sensaciones que guardamos en el recuerdo con mucha ilusión. El remake consigue mantener intacta la esencia y virtudes del juego clásico, pero lo adereza de una calidad técnica y jugabilidad actual, dando como resultado y sin miedo a equivocarnos al mejor Resident Evil visto a la fecha. El juego consigue sobre todo en la primera partida, tenernos constantemente en tensión, con los nervios de punta y aunque en su día disfrutáramos de la aventura y sepamos lo que va a ocurrir, la experiencia es mejor que la vivida en su momento.

El juego como ya lo hiciera en su día el original nos ofrecerá la opción de jugar la aventura con Leon o Claire, con sutiles diferencias en ambas y completarlas en nivel normal nos llevará entre las 14-16 horas. Una vez hecho esto tenemos disponibles las dos campañas en versión "B" con nuevos cambios y la opción de jugar con Hunk o Tofu la historia desde la perspectiva de un soldado de élite de Umbrella. Así que las horas ofrecidas por el juego se pueden ir a las 40 perfectamente.

El juego abandona las estancias con cámara fija para ofrecer una acción en tercera persona, formula inaugurada por la cuarta parte de la saga. La mecánica de movimiento y apuntado es muy ágil, permitiéndonos movernos con libertad mientras apuntamos o recargar mientras corremos. Pero no pensemos que por este cambio estaremos bien surtidos de armas y munición como en las entregas que usan esta mecánica, estamos jugando a Resident Evil 2, por lo tanto debemos medir bastante bien cuando disparar y cuando correr. Y es que, aparte de correr y apuntar no tendremos más opciones para luchar contra los enemigos, como ya ocurría en el original, no tenemos saltos, ni rodar ni nada parecido. Parece algo negativo, pero está todo tan bien medido y ajustado que se disfruta como antaño, las luchas contra los jefes están equilibradas y podremos evitar sus ataques si estamos atentos a sus patrones de ataque. En ciertos momentos vemos una clara inspiración en Resident Evil 7, ya que las situaciones en las que debemos escapar y escondernos del Tyrant, nos recuerdan mucho a los momentos vividos en la casa de los horrores de Luisiana.

Disponemos de tres niveles de dificultad, fácil, normal y hardcore, en los dos últimos tenemos un ranking que nos evaluará al terminar la partida en función del tiempo invertido en acabar. Una vez acabada una de las 2 campañas iniciales, tendremos la posibilidad de jugarlas en un nuevo modo en el que los eventos que ocurren varían y en el que el reto es bastante más interesante.

Capcom ha conseguido algo realmente difícil, ya que en su día el juego fue todo un pelotazo y hoy día sigue siendo considerado por muchos el mejor de la saga, pero es que el remake es si todavía cabe mejor, pero no porque tenga mejores gráficos o mecánicas actualizadas, sino porque consigue transmitir terror, angustia y diversión como lo hacía el original sin perder un ápice de la esencia del mismo. Pero como es normal y de esperar el juego tiene cambios importantes, uno de ellos es la precisión de apuntado que mejora si nos quedamos enfocando un punto, veremos como la retícula disminuye de tamaño pero aumentamos la precisión y el daño. Otro detalle fundamental es que se eliminan las cargas entre habitaciones desapareciendo la famosa animación de la puerta abriéndose, lo cual permite que los zombis nos persigan por las diferentes estancias, dando pie a una sensación de agobio constante y a forzarnos a gastar más munición de la que quisiéramos. Además, por si fuera poco, cuando nos enfrentamos a un zombi, a menos que veamos su cabeza explotar o lo quememos, no sabemos si volverá a levantarse o su caída es definitiva.

Aunque el grueso de la historia y situaciones no son nuevas, a no ser que no jugaras al original, hay suficientes cambios para que volver a Raccoon City. Los "sustos" han cambiado, tiene lógica, como también los puzzles, evitando así que jugarlo provocara la sensación de que el juego solo es un lavado de cara.  Cada habitación es fácilmente reconocible en el original pero a su vez tiene su propia personalidad. El inventario limitado sigue presente, pero su gestión es más fácil, el mapa se ha adaptado a los nuevos tiempos y en todo momento nos mostrará los puntos de interés y los objetos que hemos descubierto y que no hemos recogido. Otra ayuda interesante del mapa es que cuando no hemos recogido todos los objetos de una estancia o realizado todas las acciones disponibles en ella, esta aparece en rojo, pero si la habitación está "completada" aparece en azul. También desaparece el mítico rollo de cinta de la máquina de escribir para poder grabar, por lo que ahora podremos grabar tantas veces como queramos.

El salto técnico y gráfico es más que evidente, este Resident Evil es el más sangriento hasta la fecha, con gran número de detalles escabrosos y los zombis mas terroríficos hasta la fecha. El nivel gráfico es notable aunque no llega al mostrado por Resident Evil 7, notamos ciertos fallos en los reflejos de las texturas según la inclinación de la cámara, algún zombi que atraviesa con parte de su cuerpo una puerta o un movimiento muy poco natural de los pelos de las mujeres zombis. El comportamiento de los muertos es notable, con un andar lento pero bamboleante que nos imposibilita apuntarles bien y que son capaces de perseguirnos con insistencia por las habitaciones, sobre todo el temido Tyrant, que nos pondrá las cosas muy difíciles además de los vellos de punta. Los Jefes finales tienen unos patrones claros de comportamiento y si los estudiamos bien acabar con ellos  solo es cuestión de tiempo y puntería.

Los efectos sonoros cumplen con maestría su función, gemidos, alaridos, gruñidos y demás sonidos provocados por las criaturas del juego nos sobresaltarán constantemente. Las melodías apremiantes de las persecuciones de Tyrant o las batallas con los jefes finales consiguen añadir un extra de estrés a la situación y a la vez sumergirnos en la atmósfera de terror.