Overwatch - Un divertido juego multijugador que puede quedarse corto por falta de opciones

Blizzard es experta en generar experiencias realmente adictivas que consiguen que el jugador que la prueba, repite hasta la saciedad. Obviamente, con Overwatch lo ha conseguido también gracias a optimizar muchísimo la experiencia de otros FPS y hacerla más accesible, con lo que muchos usuarios que no están acostumbrados al género podrán hacerse rápidamente con sus controles. Eso no quiere decir que el más experto no encuentre un verdadero desafío, que lo encontrará en la estrategia y el juego en equipo y el jugador menos experimentado no se frustrará ya que incluso verá que se defiende bastante bien. A nivel visual también es muy atractivo, lo que hace que queramos ver más escenarios, ver cómo se mueven esos personajes en pantalla e incluso que queramos experimentar con cada uno de los 21 personajes de los que consta el juego, para ver cual de ellos se adapta mejor a nuestro juego. Obviamente, la mayoría se escogerá el que más mole en cuanto a apariencia, pero esto también es un aliciente ya que han creado personajes realmente atractivos y cada uno con su propia personalidad.

Como únicos puntos negativos, hablamos de un juego que puede durar todo lo que queramos debido a que es exclusivo online, y no contar con ninguna otra opción de juego salvo unos modos competitivos que pueden parecer similares entre sí (no lo son, pero sí la forma de jugarlos) convierte a Overwatch en el típico segundo juego que tenemos en la consola para echar un rato cuando nos apetece online, pero no el gran juego que estamos jugando en ese momento. También sabemos que los juegos estilo MOBA (batallas online) tienen un público muy concreto, que incluso se cuenta por millones, pero sabemos que no todo el mundo es así y quieren que les cuenten una buena historia y tener una buena experiencia en solitario, o que incluso les sorprendan, algo que tras las primeras partidas no ocurre.

En este apartado encontramos luces y sombras, porque es precisamente donde mejor y peor está el juego a la vez. Posiblemente, el elemento más importante de cualquier juego para que cualquiera pueda hacerse con el control, ha sido cuidado hasta el más mínimo detalle, simplificándose y permitiendo que todo el mundo pueda jugar, y eso que cuenta con 21 personajes y que cada uno tenga sus propias habilidades y ataques especiales. El control, además de con los analógicos para movimiento y vistas, tendrá como botón principal el gatillo derecho para disparar, eliminando la opción de apuntar con el gatillo izquierdo, y utilizando cuatro botones para las cuatro habilidades (tres habilidades más el ataque especial). Como decimos, esto pone todo el énfasis en el juego de equipo y la estrategia para ganar la partida del mismo, lo que no está nada mal, pero hace que todo lo que tengamos que hacer es mantener pulsado un botón y esperar a que la habilidad esté recargada para lanzarla, algo que puede llegar a aburrir (sobre todo si eres fan de otros FPS).

Ocurre lo mismo con los modos de juego, que también se han simplificado al eliminar cooperativo o modo historia alguno, dejándolo en cuatro modos competitivos que son bastante parecidos entre sí (la teoría no, pero cuando jugamos sí), sobre todo si jugamos en partidas normales de matchmaking donde cada uno se escoge al personaje que más le gusta y da igual estrategia o juego en equipo. A pesar de encontrar en el juego detalles curiosos como que al inicio de cada partida el juego te diga si el equipo está o no compensado según el rol que debas hacer (defender o atacar), a la hora de la verdad el jugador que echa unas partidas le importa poco todo esto y va siempre a controlar el personaje que le gusta, con lo que de verdad encontramos un juego donde un grupo de amigos con micrófono y auriculares o verdaderos jugadores de e-sports son los que de verdad le van a sacar todo su jugo y no se cansarán en poco tiempo. Como decimos, cada mapa y modo de juego tiene su propia estrategia y tendremos que generar un equipo compensado para tener posibilidades, pero todo se reduce a eliminar a los enemigos que tenemos cerca para poder conquistar/avanzar/defender manteniendo el botón de disparo pulsado el 80% del tiempo, y esto puede llegar a cansar a aquellos que buscan un mayor desafío.

El género de los MOBAs ya está muy trillado en el mercado actual, y casi cualquier compañía quiere tener el suyo propio para intentar emular a LoL (o llevarse parte de su público al menos). Overwatch llega al mercado sin ofrecer realmente ninguna innovación ni nada que no hayamos visto hasta ahora, pero el buen hacer de Blizzar consigue llevar un pasito más casi todos los apartados, creando algunos modos de juego originales, una gran cantidad de personajes cada uno con su propio estilo de juego, ataques y apariencia o simplificando el sistema de control, algo que no suele hacerse y que en este juego no solo funciona muy bien, si no que puede marcar el camino para próximos juegos similares. También hemos visto algunos pequeños detalles que a buen seguro se verán en próximos juegos del género (incluso en los FPS) como por ejemplo la recomendación de ciertos personajes al inicio de cada matchmaking según lo que tengamos que hacer, donde otros juegos no dicen nada o te obligan a jugar de una forma predeterminada.

Eso sí, estamos hablando de que Overwatch es un MOBA, por la propia estructura de juego competitivo de dos equipos que lucha por atacar o defender una serie de objetivos, pero al igual que con el sistema de control, la estructura también de ha simplificado eliminando torres a las que hay que atacar o tener que conseguir objetos para comprar aliados o ayudas, por lo que más que un MOBA habría que considerarlo como un FPS multijugador competitivo con toques de MOBA. Aún así, como vemos, no hay elementos diferenciadores clave que le hagan destacar con respecto a otros juegos similares o que nos hagan pensar que estamos ante un antes y después del género, por mucho que nos cueste admitirlo.

El acabado técnico es uno de los puntos en los que Overwatch destaca. Sin llegar a ser lo más bonito que hemos visto en PS4, Xbox One o PC, el estilo artístico llama poderosamente la atención por sus suaves y realistas animaciones, por las expresiones faciales y sobre todo por la personalidad que han conseguido imprimir a cada uno de los personajes. La forma de moverse, las armas y poderes especiales de cada personaje le vienen como anillo al dedo y se nota muchísimo el tiempo que le han dedicado a cada uno de ellos hasta conseguir su personalidad, con lo que sin duda se podría hacer hasta una película (pero hecha por Blizzard, por favor). Todos los elementos gráficos que vemos en el juego (menús, personalizaciones, stickers, gestos de victoria, o sprays) han sido cuidados hasta el más mínimo detalle, consiguiendo un juego redondo con gran estilo, simpatía y calidad. Los escenarios, sin embargo, a pesar de estar igual de bonitos y tener también mucha calidad, no tienen el mismo acabado final y parecen mucho más planos, vacíos y sin el mismo detalle que los personajes. También son mucho más pequeños que los que estamos acostumbrados en otros shooters, e incluso no tienen las mismas posibilidades (hay caminos alternativos, pero pocos), algo que desluce ligeramente el resultado final.

En el apartado sonoro no hay ningún reproche. Por un lado, tenemos una banda sonora excepcional compuesta por Derek Duke, Neal Acree, Sam Cardon y Cris Velasco que ambientan perfectamente cada uno de los escenarios, la intro y las pantallas de menús, y es una auténtica gozada escucharla. Por otro lado, el doblaje al español es sencillamente espectacular y escucharemos no solo algunas voces de dobladores de sobra conocidas en España, si no incluso alguna que otra frase sacada de ciertas películas (Yipi ka yei). De lujo.