Análisis Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name - El preludio de la tormenta

Si bien terminar los cinco capítulos principales de Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name nos llevará en torno a las 10 horas de juego, hay contenido más que suficiente entre misiones secundarias y objetivos extra para duplicar fácilmente esa duración y superar las 20 horas... Es más, los completistas podrán incluso superar las 30 horas. Y aunque eso sea casi la mitad de lo que ofrecía Like a Dragon (y más corto que la mayoría de entregas principales de la saga) la verdad es que las posibilidades que ofrece el mapa de Sotenbori, son más que suficientes para tenernos mucho tiempo entretenidos.

Un punto muy interesante de esta entrega ha sido la inclusión del Castillo, una nueva zona a la que accederemos una vez cumplamos una serie de misiones secundarias y tengamos la suficiente reputación. Allí nos esperan un buen montón de minijuegos de todo tipo, pero sin duda la atracción es un coliseo que homenajea a la saga, y que nos permite luchar - solo o acompañado - contra hordas de enemigos, personalizar nuestra apariencia, invertir en mejoras... Esto y la enorme cantidad de juegos disponibles en las salas de ocio (billar, karaoke... incluso los típicos cabarets, esta vez con vídeos de chicas reales) ayudan a paliar la menor falta de contenido.

A nivel jugable Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name vuelve a recuperar la fórmula de acción y combate multitudinario típico de la saga, el beat'em up con toques roleros, pero enriqueciéndolo y mejorándolo con varias propuestas. La primera es contar con dos estilos de combate, el habitual - ideal para destrozar rápidamente a un rival en un 1 vs. 1 -, y el nuevo modo agente, que utiliza más piruetas y golpes multitudinarios, y resulta mucho mejor para hacer frente a a grupos de enemigos. Si esto lo combinamos con los nuevos gadgets que tendremos como agente secreto, la fórmula de batalla es súper divertida.

Zapatos a reacción, cigarrillos explosivos, drones de ataque, un versátil gancho (que incluso podremos utilizar fuera de los combates para coger cosas aparementemente inaccesibles)... Los inventos ayudan a refrescar una fórmula que luego repite los aciertos de otras entregas: la exploración, los minijuegos (incluyendo arcades clásicos, en esta ocasión Fighting Vipers 2 y Daytona USA 2) y un genial coliseo que ha sido uno de los mayores aciertos de esta entrega.

Concebido como un puente entre Like a Dragon y el futuro Infinite Wealth, The Man Who Erased His Name es una entrega para conectar ambas tramas y mostrarnos más sobre Kiryu, pero desde luego no una revolución (o evolución) dentro de la fórmula Yakuza. Es más, tenemos una gran aventura en lo argumental, con un cambio muy importante para el destino de Kazuma, pero a una menor escala, en un mapa más pequeño y con opciones más limitadas. De hecho, con el acceso a la demo de Infinite Wealth podemos ver cómo en la próxima entrega sí van a aparecer cambios de peso, tanto en ambientación como en gameplay...

Con todo, a un precio algo más reducido que una entrega numerada y con un buen montón de horas de juego, El Hombre que Borró su Nombre es una apuesta muy interesante, especialmente para los amantes de la saga, y cuenta con suficientes novedades y mejoras jugables como para no aburrirnos en ningún momento, incluyendo un montón de minijuegos para El Castillo, y algunos duelos contra viejos conocidos de la franquicia. Eso sí, es una lástima que no se haya explotado más la visita a Isezaki Ijincho, ya que casi todo el juego transcurre en Sotenbori.

A nivel visual y tras el experimento con Unreal para Yakuza Isshin, Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name vuelve a apostar por el Dragon Engine con una experiencia tan sólida como espectacular. Gran puesta en escena, estupendos modelados y muy buenos efectos en una zona un poco más pequeña y limitada en opciones, pero totalmente espectacular. En los PCs más potentes y consolas de nueva generación vamos a ver especialmente mejorados los efectos de iluminación, además de un desarrollo más suave (60 FPS), aunque el esfuerzo más grande vendrá en la próxima entrega de la saga, tanto a nivel técnico como artístico. Aquí se cumple con nota en la ambientación y puesta en escena, pero sin llegar a sorprender o evolucionar lo visto en entregas anteriores.

La banda sonora vuelve a cumplir con nota, con temazos de Chihiro Aoki para ambientar la exploración y las peleas, todas con la intensidad perfecta para cada acción; además, tenemos un buen repertorio de temas para el karaoke e incluso temas musicales interpretados por las músicas de cabaret con vídeos reales... Y todo ello con voces en japonés (e inglés, descargables y lanzadas a posteriori), y textos en castellano.