We are the Dwarves tiene algo que acaba enganchando, a pesar de su dificultad. Es un juego de estrategia en tiempo real que cuenta con una pausa que nos permitirá ver toda la escena mucho más relajadamente, pero que no parará la acción del todo, lo que significa que no podemos dormirnos en los laureles.
Su verdadero problema son dos elementos que dinamitarán la diversión de la mayoría de los jugadores, como son su dificultad para avanzar y el diseño de los mapas. El primero por el daño extremo que hacen los enemigos y las pocas opciones que tendremos para lidiar con ellos, y el segundo porque tanto la posición de los enemigos, como su elevado número, como lo poco que podremos hacer contra ellos, nos llevará a tener que experimentar una y otra vez los mismos hasta dar con la solución correcta, aunque parezca que lo más lógico sea otra cosa (como debería ser un juego de estrategia). El tiempo bala, el poder controlar a tres personajes con distintas características o el intentar pasar desapercibidos utilizando los distintos puntos de cobertura en cada mapa son, posiblemente, los elementos por los que nos sentiremos más atraídos. En cuanto a la duración, dependerá totalmente del tipo de jugador que seáis, pero desde luego nos tiraremos muchas horas delante de la pantalla para terminar cada capítulo, ya que tendremos que repetirlos hasta la saciedad.