En el Universo Nintendo, si hay un gran tesoro disponible... Wario está al acecho. Y si hablamos de un
saco de monedas interminable, no importa lo que intente ponerse por medio, el ladronzuelo ya está en marcha. ¿Que para conseguirlo hay que desplazarse a otra dimensión - con leyes físicas distintas - y luchar con un malvado rey? Bueno, no podía ser tan fácil.
La nueva aventura de
Wario apuesta por un planteamiento plataformero directo. Cogiendo el mando de la consola en horizontal, para completar el periplo del bigotudo ladrón sólo necesitaremos dos botones (salto y embestida) y el sensor de movimiento, cuya misión principal es disparar el poder
shake de
Wario (aunque también nos servirá para pilotar artefactos y vehículos como un
submarino). Eso sí,
las fases no acaban al llegar al final. Tras el rescate de uno de los sirvientes de la princesa tendremos que volver a recorrerlas en orden inverso (y por caminos alternativos) en un tiempo límite.
Una vez superados los 5 mundos - y 6 jefes finales - la aventura habrá terminado para la mayoría de jugadores, en poco más de media docenita de horas... Eso sí, hay bastantes extras
que incluyen más fases secretas para cada mundo (que se consiguen encontrando los mapas ocultos en las fases) y retos especiales para las pantallas de los
Boss, duplicando (o triplicando) esta duración.
No hay mucho más. Ni un modo dos jugadores, ni soporte para online, ni minijuegos... El equipo de desarrollo - Good-Feel, formado por antiguos integrantes de
Konami - ha querido centrarse al 100% en crear un plataformas con sabor clásico, un paso adelante sobre las entregas que hicieron famoso al personaje en las portátiles de
Nintendo.
De esta forma,
Wario Shake Dimension no supone una evolución (o revolución) jugable, más bien es una vuelta a los orígenes... Eso sí, incorporando novedades jugables y sacándole un poco de jugo al mando,
y creando fases simétricas para potenciar el contrarreloj.
También tenemos que valorar el esfuerzo a la hora de crear una historia decente para el juego,
incluyendo secuencias de animación en vídeo (y curiosamente, sin audio, con un lenguaje muy visual) para contarla, algo raro en los juegos de
Nintendo.
Gráficamente
hablamos de un juego brillante tanto en su dirección artística como en su realización técnica. Sólo hay que fijarse unos segundos en la animación del
maligno clon de Mario para ver el buen hacer del equipo de programadores y grafistas, y el abismo que hay con las entregas de
GBA / DS. Mención especial merecen los espectaculares jefes del juego, todo un ejemplo de animación. La mayoría son gigantescos y muy variados - y ocurrentes - con sus patrones de ataque.
Igual de brillante - o más - resulta la inspirada banda sonora, con temas que ambientan a la perfección las distintas localizaciones, y que luego (aceleradas) resultan frenéticas y nos transmiten la prisa y el agobio de tener que llegar a una posición en un tiempo límite.