Warhammer Age of Sigmar: Realms of Ruin bebe en gran parte de lo jugable de Warhammer 40,000: Dawn of War 2, una de las entregas más celebradas y mejor valoradas, pero llevándola al mundo
nuevo, tras el resurgimiento del
Dios Rey Sigmar y sus fuerzas del orden, en conflicto mortal con las del
Caos. Es cierto que el gameplay no está tan pulido, pero se han creado cuatro facciones muy interesantes, bien diferenciadas en lo jugable y con héroes que suman mucho carisma a la fórmula, siendo uno de los puntos que realmente nos han enganchado en la aventura.
Si bien no es revolucionario en su desarrollo, hay que reconocer el buen hacer del equipo creativo, e ideas refrescantes como el
Modo Conquista, que gracias a un desarrollo procedural hace que cada partida sea diferente; aquí tendremos que luchar por el territorio contra otras facciones, aprovechando las fortalezas de nuestro ejército y explotando las debilidades rivales. La opción de tunear a nuestro ejército (como si estuviésemos pintando figuras de Warhammer digitalizadas) es también un grandísimo aliciente, especialmente para los aficionados a esta genial franquicia de miniaturas.