La mecánica básica de juego es divertida, aunque se limita mucho las posibilidades y libertad del jugador.
Aunque fuera concebido de otra forma,
Viking se juega como un
hack&slash con toques de aventura. Nuestro protagonista, un bárbaro capaz de usar la magia, responde bien y presenta un buen repertorio de combos (en general basados en dos botones); sí, hay algunos fallos incomprensibles (como el ?volar? cuando somos golpeados en el aire), pero nada realmente grave, y luchar contra hordas de enemigos ejecutando golpes especiales, decapitando y mutilando? es posibilemente lo más divertido del juego.
Viking une exploración con sigilo, combates contra varios enemigos y luchas masivas de ejércitos? incluso podremos invocar dragones para que nos ayuden. El problema es que esta mezcla no termina de funcionar; todo está completamente prefijado, y hay una sola opción para avanzar; si no nos infiltramos en una determinada fase no hay forma de continuar con la historia, y sólo podemos infiltrarnos, nada de ataques directos (o llegarán infinitos enemigos). Tampoco podemos llamar a nuestro ejército o dragón cuando queramos, sólo en momentos concretos? y no su aparición apenas tiene importancia. La idea es que el jugador no se salga de unas pautas - por ejemplo, no podemos meternos en el agua (nos mata de una forma extraña) ni saltar por encima de determinados objetos -. Ni que decir tiene que
esto acaba resultando monótono y un poco frustrante.
Más puntos ?conflictivos?;
morir no tiene demasiada importancia, salvo por cómo se vacía nuestro medidor de furia? Incluso podemos llegar a usar la ?muerte? como atajo para movernos entre portales y ahorrarnos dar vueltas. Así, terminar la aventura es solo cuestión de tiempo y paciencia.