Tras títulos de renombre como
Madworld o Bayonetta,
Platinum Games ha atraído la atención tanto de toda la prensa especializada como de las legiones de adeptos que está consiguiendo sobre su siguiente título:
Vanquish, un juego de acción futurista que tiene como director a Shinji Mikami (durante años, máximo responsable de la saga Resident Evil). Tras jugarlo a fondo, podemos
definir Vanquish con una sóla palabra: Frenético..
Nuestro protagonista, Sam Gideon - el típico héroe descarado y con un punto de chulito de barrio - se tendrá que enfrentar a un grupo extremista ruso que se hizo con poder tras un golpe de estado en su país, y que ahora ha tomado la estación espacial Providence, una especie de
arma de destrucción masivaque quieren emplear para atacar a su enemigo más ancestral, Estados Unidos. Tras un primer ataque a San Francisco, que concluye con la destrucción completa de la ciudad el líder terrorista solicita la rendición incondicional de Estado Unidos o destruirá poco a poco todas las ciudades; la siguiente en el punto de mira Nueva York. En respuesta a esta amenaza se crea una ofensiva a gran escala contra la estación espacial. La organización militar DARPA - a la cual pertenece Sam - nos envía como parte de dicha ofensiva, como su
as en la manga. Y es que nuestro protagonista cuenta con un traje cibernético que tiene increíbles capacidades de combate, incluyendo la versatil
BLADE, un arma que puede
copiar el arsenal de nuestros enemigos.
Toda la historia se va contando con escenas cinemáticas donde se puede apreciar la gran calidad gráfica del juego. Esto, junto a pequeñas fichas sobres los personajes que intervienen en la aventura mientras esperamos las cargas, son todo lo que hace el hilo argumental... Y aunque Vanquish es un juego de acción en nuestra opinión se queda un poco justo, ya que no hay profundidad e incluso el final no aporta demasiado interés.
En cuanto al juego en sí
estamos ante un shooter de pura cepa, ambientado en un tecnológico futuro y con un claro enfoque hardcore, un ritmo trepidante junto con un apartado técnico espectacular, y unas gotitas de dificultad elevada hacen de él sin lugar a dudas un juego muy, pero que muy recomendable. Pero como no es oro todo lo que reluce, casi siempre encontramos un pero, y en este caso sin lugar a dudas es la duración. Este aspecto polémico - se ha leído en algunos medios que se termina en 4 horas - a mí personalmente me es uno de los puntos más débiles del juego. A nosotros nos
ha llevado unas 6 horas - tiempo de reloj del juego final, sin contar las veces que nos matan y volvemos a empezar desde el punto de control - (si es así la cosa llega a las casi 10 horas)... Sin embargo este no es el
único problema, ya que el juego carece de modos de juego online y una vez terminada la aventura principal sólo nos queda
probar distintos niveles de dificultad o completar los retos y misiones, que tampoco suman muchas más horas. Un buen comienzo para una franquicia... Que puede dar mucho de sí en una - previsible - secuela.