Uncharted: El Legado Perdido es una aventura completamente jugable por separado que arranca meses después de los acontecimientos de
Uncharted 4, y que supone la primera entrega de la saga sin el carismático
Nathan Drake. Y el resultado ha sido sorprendentemente bueno.
Por supuesto,
no se han intentado reaprovechar - ni meter "por la cara" - localizaciones ya jugadas - y la acción nos lleva a la India a buscar el mítico colmillo del dios Ganesha. Una excusa tan buena como cualquier otra para desarrollar el pasado de
Nadine, y traer de vuelta a una de las ausencias más notables de
Uncharted 4, la de
Chloe, la espectacular (y explosiva) morena a la que conocimos en la segunda entrega de la saga, poniéndole las cosas muy difíciles a Elena en nuestro corazón.
Es cierto que las novedades jugables son muy tenues (un poco más de infiltración y puzles, y sobre todo la habilidad de Chloe para forzar cerraduras, junto a algún movimiento combinado con Nadine), pero la saga
Uncharted no da precisamente signos de agotamiento, y hablamos de la
primera aventura-expansión con otros protagonistas... Que no nos gustaría que fuese la última.