Quizá el punto más débil de
Uncharted 4: El Desenlace del Ladrón sean los nuevos elementos que trae
a la mesa (o la falta de ellas). La evolución sobre
Uncharted 2 y 3 es mínima, y las novedades anunciadas - como el gancho o una mayor libertad de exploración en escenarios abiertos - se quedan en poco más que una curiosidad. El gancho de escalada solo podremos utilizarlo en sitios muy concretos (que están claramente marcados), y la mayor parte de las veces su uso es obligatorio. Por otra parte, la sensación de libertad se derrumba cuando vemos que
Nathan no es capaz de subir por una pequeña cuesta porque... bueno, porque NO, porque esta parte no está programada. Con todo, el equipo de desarrollo ha
logrado una cuarta entrega muy sólida e interesante tanto a nivel jugable como en historia (realmente no acusa la marcha de Amy Hennig, guionista de las anteriores entregas, salvo por pequelas contradicciones), con personajes interesantes, una trama bien llevada y el subidón de adrenalina que hacen tan increíbles las aventuras de
Drake. Elementos clásicos como los tiroteos están mejor implementados (aprovechando mapas con muchos elementos, que luego veremos en el modo multijugador), y ahora el sigilo sí es realmente una opción. Con un poco más de trabajo añadiendo novedades jugables hubiésemos llegado al sobresaliente...