Top Spin - Análisis de la versión PlayStation 2

Eran los comienzos de Xbox. Se planteaba, igual que ocurre hoy día, como la alternativa de mayor potencia y seriedad de cara al entretenimiento electrónico.
Debía hacer frente a PS2 en todos los frentes habidos y por haber, marcando y demostrando su poderío indiscutible en cada campo o segmento. Fue fácil convencer, con datos y demostraciones, que su potencia era superior a la clásica propuesta de Sony, pero, lograr batir a cada juego insignia de Playstation con títulos serios y sólidos supuso un esfuerzo con desiguales logros.
Así, para vencer al ?Gran Turismo? se lanzó el algo incompleto ?Project Gotham? (superado en todo por el tardío aunque excelente ?Forza Motosport?); para combatir al ?Tekken?, el ?Dead or Alive?; para enfrentarse al ?Final Fantasy?, el ?KotOR? y, para hacerse con el pastel de EA Sports, se preparó la línea deportiva ?2K Sports?.
De entre todas las propuestas, por apoyo de público y crítica, ?Top Spin? fue una de las mejores opciones, muy valorada en su momento. Grandes gráficos con correcta jugabilidad y buena fluidez.
Gustó y proporcionó una segunda parte, para acabar de pulir imperfecciones e intentar tomar el relevo del hasta entonces algo perdido ?Virtua Tennis?. Y como los astros son juguetones y caprichosos, nos encontramos con la casualidad e ironía de encontrar ahora sendas referencias tenísticas en consolas impensables hace un par de años.
A ?Virtua? lo hemos catado en PSP con mayor decepción que aciertos, y ?Top Spin? da la nota al saltar justamente hacia la consola que precisamente trataba de eclipsar? PS2.

El mundo del videojuego está repleto de acciones incomprensibles y extrañas. Y ahora nos mandan este ?Top? a destiempo y con aire de caduco. ¿Ha valido la pena?

No encontramos nada más que juego rápido o torneos y el soso Carrera.

Para comenzar, disponemos de 32 personajes a seleccionar. Mitad chicos y mitad chicas. Y además, mitad de éstos reales y, la otra mitad, jugadores ficticios con marcado carácter callejero? Un poco en la línea del SSX pero con algo menos de diseño o personalidad.
Las opciones de juego son clásicas:

Exhibición: El partido rápido sin mayores problemas. Escoge jugador y contrincante y salta a la pista que más te guste entre las disponibles. Profesional, profesional de segunda, semiprofesional y callejero.
Torneo personalizado: Escoge un torneo con rondas variables e intenta alzarte vencedor (que tengas suerte).
Carrera: El típico modo en que escogemos un personaje personalizado y lo lanzamos a la búsqueda del top 1 en el desafío de su vida.
En otros juegos, en otras referencias, este modo suele suponer el alma del juego, por posibilidades, duración, desafío y entretenimiento. Pero en este caso el resultado queda algo desprovisto del menor interés o motivación. No nos importa mucho subir al jugador ni tratar con él cuando lo único a hacer es ganar partidos consecutivamente sin el menor hilo de superación en el proceso.
No existen divertidos mini-juegos ni labores de mejoras dignas de mención. Un mero trámite a incluir por obligación que nos ocupa la friolera de 2Mb en la tarjeta de memoria.
Online: El único apartado meritorio por ser poco común en títulos para PS2. Podemos conectar nuestra consola a la red y desafiar a jugadores de todas partes del mundo. Sin duda lo mejor de la propuesta global. El mayor acierto.

En cualquier caso, eso es todo lo que tenemos. No existe nada lo bastante interesante como para merecer de nosotros más de un par de horas.
La única propuesta del juego es él mismo. Su extraña jugabilidad y su posibilidad de jugar en pistas callejeras por todos los rincones del mundo.
Falta desafío, intensidad, propuestas. Realmente preocupante.

Desde el primer momento, desde que el juego carga y nos enfrentamos a nuestro primer partido, todo en el programa destila una indiscutible aura de poca importancia, de poco interés, de nula ambición.
Y éste es precisamente su mayor propuesta. El juego luce triste, anticuado, casi marginal, aunque suene extraño o extremo. Pero es incuestionable.
Es un problema que encontramos en todos los apartado y aspectos, en todas las opciones de juegos, que dicho sea de paso, no son demasiadas.

Todo queda reducido al botón R y su barra de acierto para intentar los golpes con la máxima potencia. Simplista, poco espectacular o preciso.

Ya malas muestras de perfección o afinamiento podemos sentir cuando al tomar un primer contacto con un juego de tennis de este supuesto calibre, el control nos parece algo extraño y quizás, demasiado simplista, que no simple.

En primer lugar, los jugadores se mueven por la pista como alma que lleva el diablo a la captura de esa bola amarilla que tanto corre cuando la golpea un contrincante, pero que tan poco hace para esforzarse cuando nosotros la impulsamos.
Podemos movernos con libertad por la pista, subir a la red o quedarnos sobre la línea esperando desgastar al rival con continuas boleas. Todas las opciones deberían parecernos igual de válidas o lógicas, pero con unas pocas partidas veremos que no todo el monte es orégano o que, más concretamente, no todos nuestros golpes son iguales de efectivos.

En primer lugar, no disponemos de un botón para lanzarnos a por una bola que se nos escapa, para producir esa estirada que tan buenos resultados nos ha dado en casi todos los referentes que se nos pueda ocurrir: ?Virtua Tennis?, ?Smash Court Tennis 2?, etc. Los jugadores se lanzan a por la pelota con ímpetu variable dependiendo de la distancia que los separe de la misma. Se abalanzarán si se ven lejanos, o prepararán el golpe con normalidad si estamos prácticamente en su trayectoria.
Nuestra única aportación será pulsar el botón adecuado (en realidad sólo uno sirve, la bolea fuerte) con algo de antelación para cargar la mayor potencia posible (como en ?Virtua Tennis?).

La mejor arma será, aparte de una gran paciencia, por supuesto, el indicador de tiro especial (mayor velocidad) activado al pulsar el botón R. Funciona de forma parecida a la barra de ?precisión? en un juego de Golf o Bolos. Al pulsarla, aparece un medidor sobre nuestro personaje. En el centro se encuentra el nivel perfecto, el tiro fuerte y bien dirigido que nos va a servir el punto seguro. Para intentar conseguirlo, debemos mantener pulsado el botón hasta que la pequeña barrita que sube y baja constantemente, pase por el centro. El tiempo a pulsar suele estar cercano al medio segundo, y soltar este gatillo en el momento preciso no es cosa fácil y, lo que es peor, no nos garantiza el prometido punto directo. La bola sale disparada con una bonita y delgada estela azul que corre al campo contrario con celeridad, pero cualquier leve movimiento a derecha o izquierda en el stick puede hacerla salir del campo sin no tenemos cuidado. Realmente, prefiero el indicador de golpe perfecto del SCT2, pues nos permite jugar con el resto de botones. Pero aquí, en ?Top Spin?, el botón de cortado y globo son meramente decorativos. Jugamos con bolea y poco éxito hasta que le cogemos el truco al botón R y jugamos con exclusivamente con él, al servir para todo, desde el saque al tiro en la red más ajustado.

Los partidos pasan entonces a ser frustrantes, el enemigo, al ser IA, controla el tiro R a voluntad, haciéndonos correr de un lado a otro con desesperación. Y nosotros, forzados a sacarle partido también, nos sumimos irremisiblemente en una espiral de golpes fallidos y tantos concedidos a no atinar con la medida exacta. Cuando tenemos la suerte de encadenar varios golpes buenos con el R, llenamos la barra de ?poder?, aumentando nuestra potencia; aunque, para lo que nos va a servir... También se ha pensado una función especial para el gatillo L: los globos. Idéntico mecanismo, pero no es tan bonito ni efectivo como la estela azul del R.

Otro tema es la espinosa IA. Los enemigos son listos, están bien entrenados y llegan a casi todas las pelotas que el mismísimo dios del tennis pueda llegar a imaginar, suerte para nosotros que podemos seleccionar el nivel de dificultad a nuestro gusto para poder llegar a jugar un poco más.

De modo que podemos jugar y pelotear un rato, pero la total falta de profundidad y lo repetitivo de los partidos (da igual en qué tipo de pista juguemos), unidos a ese control tan extraño ligado casi indivisiblemente a aprender a usa el botón R, nos harán algo pesada la idea de pasar un rato con este título, tan poco asequible, tan indomable?

Las novedades son escasas y poco importantes, casi nulas si lo comparamos con sus referentes en Xbox. Pistas urbanas y jugadores ficticios.

Nada de nada. La única aportación al título, pero no a la saga, es la barra de impacto crítico con el botón R y la asignación del L para contrarios menesteres.
La forma de juego, la estructura, el desarrollo. Todo ha sido visto antes con iguales o mejores implementaciones.
Incluso los 2 tipos de cámaras resultan insuficientes. El normal o clásico nos ofrece el típico picado amplio. Eficiente y rápida, cumple con su función sin florituras.
Con la alternativa, la visión tras el jugador, apenas podremos jugar 5 minutos. Las barras de guía en los saques nos impiden ver la trayectoria de la bola con precisión, mientras que el tiempo de reacción bajará demasiados enteros por la poca visibilidad.

Así, encontraremos pequeños detalles aquí y allá, pero nada realmente destacable.
Por ejemplo, Pulsando R2 o L2 tras la consecución de un punto (nuestro o del rival), podemos hacer que nuestro personaje muestre pesar o alegría en el típico segmento a cámara.
No sirve de mucho, más que para mostrar que nuestro personaje se alegra cuando gana, o la inversa (tal vez apostó una gran suma a que él perdía el encuentro), y desde luego, no es muy útil cuando lleva un breve instante de carga; aunque no tan desesperante como en el ?Virtua? de PSP.

Otro detallito es la inclusión de personajes ficticios para seleccionar. La mayoría de ellos parecen caricaturas o estereotipos de típicas facciones urbanas. El típico chico de color estilo hip-hop, la chica pija que juega bien, la chica estudiosa con un buen revés, el tipo deportivo que es un tanto gigoló, etc.
Pero son sólo una imagen, ni siquiera una forma de jugar. No se ha incluido nada parecido a una historia o trasfondo para cada uno de ellos (al contrario del excelente SSX) y no muestran o tienen una personalidad en el juego?

Un último apunte son las pistas en barrios. Al margen de los típicos estadios reales o no de mayor o menor importancia, encontraremos numerosos campos urbanos situados a lo largo y ancho del mundo. Entre canchas de baloncesto en América, en un parque en China, etc.
No suponen un gran atractivo, pero resulta curioso ir cambiando de escenarios y tener variedad donde escoger.

En definitiva; lo sentimos mucho, pero por más que hemos intentado encontrar algo original en este juego, no hemos encontrado gran cosa a destacar? Y tal cosa es grave, incluso en estos tiempos de velada copia en la que cualquier tontería o pequeño detalle se agradece y se enaltece. Una lástima que ni ellos mismos se hayan tomado muy en serio esta conversión? Tal vez sólo pretendían demostrar una vez más que Xbox es muy superior a PS2, pues ésta ni siquiera ha podido sacar un ?Top Spin? en condiciones?

Correcto es la palabra. Nada sobresale o destaca. Incomprensible la ausencia de música mientras disputamos los partidos.

Precisamente, y también curiosamente, el factor donde el título de Xbox más despuntaba y destacaba, es en este caso un apartado correcto que no sobresale especialmente en ningún apartado.

Comenzando por el modelado de los personajes, sirva decir que no vamos a encontrar muchas diferencias en cuanto a aspecto y comportamiento entre los personajes inspirados en jugadores reales y aquellos que han sido inventados para la ocasión?
Los rostros, portes o estilos de los jugadores profesionales sólo han sido tenidos en cuenta para el nombre (ni siquiera tenemos una foto de ellos al elegirlos, sólo su avatar poligonal), poco tienen que ver con la realidad en gestos o, lo que es más grave, en parecido.
Mucho mejores en SCT2 y ?Virtua Tennis?, casi incluso en el de PSP, y esto sí que es para arrepentirse?

Pasando a las animaciones: correctas y por los pelos. Siempre parecen algo toscas y el porte de los jugadores luce demasiado rígido. Incluso cuando seleccionamos manualmente el estado de ánimo de nuestro jugador en la repetición, el entusiasmo es escaso en todas las situaciones. Gestos leves y aparentemente calcados de SCT2, sin garra, sin brío, como todo el juego, en general.

Lo mejor son el diseño y construcción de los escenarios. Bonitos y movidos con fluidez, aunque, puestos a ser precisos, algo vacíos en la mayoría de los casos y carentes de un público cercano (son feos y pixelados recortes 2D en la lejanía) que le dé un poco de calor a este conjunto tan frío.
No se detecta parpadeo de polígonos en los movimientos a derecha o izquierda, algo que no resulta tan sólido en los jugadores, algo más etéreos en los planos cercanos.

¿Y qué hay de la música? Pues precisamente eso nos estábamos preguntando mientras jugábamos partido tras partido. El juego, ya no sólo es frío en todo, sino que además se torna soso por esta omisión.
No existe música de fondo en los partidos (¡!). Asombrosamente, incomprensiblemente. De modo que, los tristes encuentros se tornan ahora casi marginales, pudiendo llegar incluso a deprimirnos en una tranquila tarde si no tenemos cuidado?
Por lo que respecta a los efectos sonoros, el mismo tono en general: correctos pero nada personalizados. Sin estridencias, sin empuje, sin garra?

Y por último, atendiendo a factores técnicos de localización, comentar que el juego ha sido traducido y también doblado, pero no cuenta con selector de 60 Hz.