2013 fue un año plagado de juegos excelentes. Es difícil decir qué juego era mejor, aunque muchos se afanen por decir que hay un claro ganador. Uno de los mejores juegos de 2013 fue sin duda Tomb Raider, por muchos motivos no solo a nivel técnico o jugable. Quizás el más importante es el haber creado una nueva forma de concebir los juegos de aventura, como ya ocurriese con el original Tomb Raider en 1996, y que a buen seguro veremos en próximos títulos del género.
Ahora en 2014 los usuarios de PS4 y Xbox One también tienen la posibilidad de disfrutar de este juego como ya lo hiciéramos en 2013 en Xbox 360, PS3 y PC y además exactamente igual. Los chicos de Crystal Dynamics, desarrolladores de este Tomb Raider, han gastado el tiempo hasta el lanzamiento de estas dos nuevas versiones en perfilar algunos detalles técnicos para dotar al juego de más espectáculo técnico, añadiendo por ejemplo
el famoso efecto del pelo de Lara o la suciedad en la ropa y cuerpo, o algunas animaciones más fluidas, algo más de física en el entorno y una resolución y tasa de frames por segundo mayor. ¿Es esto suficiente?
Depende de la clase de jugador que seas; si ya has jugado a alguna versión anterior, encontrarás un juego calcado en su jugabilidad, y
las mejoras técnicas no justifican el gastarse otros setenta euros en el juego. Éste es el principal problema que tiene este Tomb Raider, y es que sus desarrolladores no han pensado que podrían haber conseguido muchos más jugadores si hubiesen añadido algún laberinto nuevo, alguna zona nueva que explorar, o algún enemigo final más, tan sencillo como eso. Sin embargo, nos encontramos con el mismo juego, mismos entornos, mismos puzles, mismos enemigos y misma diversión, que no es poco porque, como decimos, es uno de los mejores juegos que existen.
También se puede pensar que se han añadido algunas otras mejoras, pero tampoco justifican la compra si has jugado a otras versiones. Por ejemplo, ahora contamos con
soporte para Kinect que nos permite mediante comandos de voz cambiar de armas, abrir el inventario o el mapa, pero también algo tan curioso como poco útil como es en momentos muy determinados (cuando sale un icono con forma de prismáticos en pantalla), poder movernos delante de la cámara y ver como la vista del personaje cambia ligerísimamente. Esto que podría ser una cosa muy chula, se queda en nada porque el movimiento de la cámara es mínimo y no sirve para nada.
Por tanto, si ya has jugado a alguna versión anterior, ni siquiera justifica la compra como coleccionismo,
pero si aún no te has hecho con una copia de Tomb Raider o no lo has podido disfrutar, te estás perdiendo uno de los mejores juegos de la historia. Es así de sencillo; cómpratelo si aún no has jugado y déjalo correr si ya lo tienes.