El control es realmente sencillo, ya que solo tendremos que aprender a movernos como en cualquier otro juego en primera persona (con los dos analógicos) y luego utilizar los dos gatillos del mando, uno para poner y quitar colores y el otro para transportarnos (cuando tengamos que hacerlo). De esta forma, resulta mucho más fácil que haya más jugadores que puedan utilizar este juego como su primer juego de puzle por su simplicidad en control y en opciones, lo que no está nada mal.
Esto también tiene una contrapartida, y es el escaso número de opciones que tiene el juego. Hablamos de un juego de puzle de muy pocas horas de duración y que no es nada rejugable, lo que hace que una vez que te lo termines te tengas que olvidar de él. A pesar de su mecánica, historia o algunos de sus puzles, es una lástima que no tengamos más opciones, puzles cooperativos, un generador de puzles aleatorio o procedural o cualquier otra opción que nos haga estar más tiempo delante de la pantalla. Tampoco es que tenga un precio elevado, lo que le salva de la quema, pero que sí podría haber dado más.