El sistema de juego de The Diofield Chronicle es una de sus grandes bazas, y uno de los puntos que hace más divertida la experiencia. La gracia está en que, en lugar de las típicas casillas de movimiento y turnos, aquí la acción se lleva a cabo
casi en tiempo real (hay una ralentización al entrar en los menús), y somos nosotros los que tenemos que mover a las tropas, que atacan automáticamente al tener enemigos cerca. Claro, es importante aprovecharse del terreno (y sus ventajas), sacarle partido a las trampas que pueda haber, y posicionar correctamente a nuestros protagonistas para que causen un daño masivo, o aprovechar el mejor momento para sacar sus técnicas más letales.
El sistema llega a su cénit durante las batallas contra los jefes, que nos obligarán a estar muy atentos y aprovechar nuestras habilidades, así como las habildades pasivas o magias con efectos negativos (ralentizar, envenenar, confundir...). Igualmente imporante es saber aprovechar el enorme poder de las invocaciones, y estar muy atento en todo momento a la estrategia. Eso sí, nos hubiera gustado tener más variedad de escenarios y situaciones, hubiera hecho la experiencia aún más divertida.