Terminar
Super Mario Odyssey nos puede llevar alrededor de 15-20 horas, aunque si queremos exprimir al máximo la aventura y
conseguir todos los secretos, monedas y lunas ocultas en cada nivel esa duración se puede triplicar fácilmente. Siempre hay cosas nuevas que hacer en cada fase, cada pequeño paso abre un nuevo camino o un nuevo desafío - siempre divertido - y el juego sabe recompensarnos por cada uno de nuestros esfuerzos.
La idea de
descubrir nuevos retos y ambientaciones completamente distintas en cada nivel funciona como un reloj; es el aliciente perfecto para jugar
un ratito más y acabar volcado horas y horas cada tarde. Además, el desarrollo está perfectamente medido, ya que nos permite avanzar jugando solo unos pocos minutos (y guardando cuando queramos). El único
pero que podemos poner es que al
desaparecer las vidas (ahora solo perdemos 10 monedas al morir) el reto ha decaído mucho... Eso, y que el diseño de la primera mitad del juego (o más) es bastante más accesible que el de
Sunshine o Galaxy 2.
Para hacer la experiencia todavía más dulce, a la aventura normal tenemos la opción de añadirle un
modo multijugador cooperativo que podríamos llamar de asistencia, y que es ideal para jugar con los más peques de la casa. Al estilo
Galaxy (en el que nos ayudaban con el puntero) ahora tenemos la opción de que el segundo jugador controle a la gorra de Mario, Cappy, y así nos ayude a quitarnos a los enemigos de enmedio, e incluso a realizar alguna que otra maniobra acrobática especial. Viendo como los pequeños se emocionan simplemente viendo jugar al juego, nos parece una adicción redonda.