Análisis Suicide Squad: Kill The Justice League - Destruir a tus héroes no es tan divertido...

Terminar el modo historia de Suicide Squad: Kill the Justice League nos llevará unas 12 horas en nuestra primera partida, centrándonos solo con las misiones principales para derrotar a la Liga de la Justicia; si vamos también por las secundarias, y experimentando un poco es fácil sumar otras 6, llegando a 18. El Postgame nos llevará a enfrentarnos a Brainiac en universos alternativos, y aunque empieza siendo una idea interesante, pronto cae en la repetición. Eso sí, destacar que para los más completistas, amantes de retros y trofeos, hay retos y desafíos suficientes para superar las 40, e irán creciendo con los próximos personajes y DLCs.

En nuestra experiencia, hay dos puntos que lastran el título de Rocksteady, y le impiden brillar como debería; el primero está en lo repetitivo y monótono de las misiones, con objetivos muy similares (sobrevivir a oleadas, eliminar a un número de enemigos, hacer de escolta...), una fórmula que se agota pronto, y que deja solo las batallas contra los héroes (que luego se reutilizan) como los puntos clave. Por otra parte está el modo multijugador, que no termina de funcionar del todo por el punto anterior, y en el que además no es sencillo encontrar jugadores muy activos. Es una pena, porque la fórmula podría dar mucho más de sí y enriquecerse enormemente con la presencia de otros villanos, héroes, desafíos... Tendremos que ver cómo evoluciona el juego en futuras actualizaciones.

A nivel jugable Suicide Squad: Kill the Justice League es un shooter en tercera persona que nos pone al control de 4 supervillanos del universo DC, con una misión más que suicida: acabar con Superman, Batman, Green Lantern y Flash, controlados por Brainiac. Una misión prácticamente imposible... pero que Harley Quinn, Rey Tiburón, Deadshot y Capitán Boomerang no tienen más remedio que aceptar, si no quieren que su cabeza explote. Afortunadamente durante la aventura van a tener ayudas de otros villanos como El Pingüino, Riddler o Guizmo, que irán mejorando su arsenal de armas, su capacidad de defensa y recuperación y otras tantas estadísticas.

El gameplay en sí no es malo; nos vamos moviendo por la ciudad, luchando contra centenares de enemigos, disparando a todo lo que se mueve y alternando brutales golpes a corta distancia para causar mayor daño. Tenemos además distintas formas para un movimiento más rápido, como un gancho similar al de Batman o los súper-saltos del Rey Tiburón, y además cada personaje tiene sus fortalezas (por ejemplo, Harley es la mejor esquivando, mientras que Deadshot no tiene rival disparando). El problema es el enfoque a juego como servicio, que en lugar de presentarnos una historia realmente divertida y variada nos lanza una y otra vez oleadas y oleadas de enemigos genéricos, misiones de escolta, de eliminación, de resistencia... Tampoco ayuda lo complicado que es el looteo de nuevas armas (sí, las vamos al tener al completar cada misión, pero también podremos comprar cajas de loot), con demasiadas estadísticas y un árbol de habilidades como mínimo poco intuitivo (y sin demasiado peso real en la jugabilidad). Una pena, porque la idea podría haber dado mucho más de sí.

Uno de los puntos más conflictivos de Suicide Squad: Kill the Justice League es su enfoque, al meterlo dentro del universo de la saga Arkham - como un cuarto capítulo -, pero al mismo tiempo romper sus reglas y apostar por el Juego como Servicio (o GAAS), con multitud de micropagos, cajas de loots, centenares de armas mejorables o disfraces desbloqueables. La idea de jugar con los malos es muy buena, la presentación de la historia sobresaliente, y cómo se ha plasmado a cada uno de los cuatro protagonistas (y sus relaciones entre sí) es brillante... pero a partir de ahí, todo es cuesta abajo. La trama se viene abajo conforme avanzamos, los héroes están muy por detrás de los villanos, y la parte final - postgame - es de lo menos inspirado que hemos visto en años, obligándonos a repetir las mismas mecánicas de los jefes.

Valorando ya el juego en sí, y dejando a un lado sus vínculos con Batman y DC el resultado tampoco es especialmente bueno, ya que tenemos una fórmula poco original y repetitiva en extremo, con muy pocos tipos de misiones secundarias. La idea de que solo gane experiencia y suba de nivel el personaje que controlamos tampoco nos ha convencido del todo, porque fuerza al jugador a cambiar aunque no quiera, y la resolución de las batallas contra los jefes es otro punto poco satisfactorio. Teniendo un universo tan rico y variado, tantas opciones y una gigantesca cantidad de personajes, el resultado final no solo es pobre, es que se queda rascando la primera capa de la superficie...

Sin duda uno de los puntos más fuertes de Suicide Squad: Kill the Justice League es su apartado visual. Se nota que en Rocksteady han apostado por la nueva generación, permitiendo la creación de un mundo abierto muy espectacular basado en Metropolis, en el que se integran a la maravilla las batallas contra los héroes y las fuerzas de Brainiac. Los modelados de nuestros anti-héroes son estupendos (y además, personalizables con multitud de trajes y diferencias), y en las escenas cinemáticas son francamente espectaculares; lástima que los enemigos normales, contra los que estaremos luchando la mayoría del tiempo, no estén tan inspirados. Hay que destacar en negativo la obligación de jugar siempre conectados, aunque estemos llevando a cabo las misiones en secundaria.

La banda sonora funciona muy bien, con temas de alta intensidad para ambientar las frenéticas batallas, y algunos más relajados para los momentos de historia; un gran trabajo de Nick Arundel y Rupert Cross. Las voces en castellano no se quedan atrás, y redondean el apartado técnico; tenemos dobladores de lujo, se ha hecho un grandísimo trabajo de localización para adaptar las bromas y chascarrillos de cada personaje, y para transmitir la emoción de los momentos más impactantes. Como decíamos, es de lo mejor del título.