En nuestra experiencia de juego,
la mayor debilidad de Stellar Blade es lo innovador que resulta, su capacidad para sorprender al jugador, ya que es claro que bebe de un montón de títulos - principalmente
Nier Automata, pero también hay influencias de otros como
Resident Evil o
Bayonetta -, algo que no ayuda a que el juego tenga una
identidad propia demasiado marcada. Lo mismo pasa con la historia, que se pierde en lo genérico y cuyos giros vamos a ver de lejos (especialmente si hemos jugado a
Nier), al igual que unos personajes que no terminan de brillar, especialmente
Eve, que pese a un buen diseño se queda en una heroína demasiado genérica y fácil de olvidar.
Así pues, la mayor baza de
Stellar Blade se limita a lo estético, con una estética que sí tiene personalidad (se nota mucho el sello de
Kim Hyung-tae, que además de diseñador es director y productor) y un marcado estilo visual - algo que brilla especialmente en la recta final del juego y en escenarios cerrados y más detallados - y a su
mezcla de géneros, dándonos algo diferente que hacer cada pocos minutos, y sabiendo alternar entre secciones para mantenernos siempre enganchados. En otros apartados hemos visto que muchas veces abarca demasiado y no lo resuelve todo de forma brillante, pero sabe mantener la experiencia interesante para el jugador y animarlo a seguir avanzando, algo que también hay que valorar.