El título nos lleva a un mundo paralelo en el que divertidos robots potenciados por el vapor son la
raza dominante (los humanos somos poco más que extraños cavernícolas brutales y amantes de la dinamita), y en el que tendremos que meternos en la piel metálica de
Rusty, un simpático robot minero, para descubrir el misterio que esconde la herencia de su tío, una mina llena de riquezas... Y de peligros. La ambientación en plan
steampunk, la simpatía de los personajes secundarios y alguna sorpresita más están entre los puntos fuertes del juego.