En general, los juegos de Bethesda suelen contar con infinidad de opciones para el jugador gracias a tener unos mundos grandes y muy ricos en detalle, con un montón de personajes con sus propias características, y misiones en las que nos cuentan mucho más de su trasfondo. Estas misiones además suelen tener muchas posibilidades a la hora de ser resueltas, lo que lleva a que las opciones de juego se multipliquen. Probablemente hasta hoy, el juego de la compañía con más posibilidades jugables sea Fallout 76, un juego que desde su lanzamiento en 2018 ha sido expandido lo más grande del mundo hasta 2023, y al que a día de hoy le siguen añadiendo contenido. Parece que el objetivo de los creadores de Starfield era
crear algo más grande que Fallout 76, con más opciones de juego, más posibilidades, más física, más misiones interesantes a realizar, con más personajes carismáticos, y con más opciones para que el jugador tenga mucha libertad a la hora de realizarlas, y a buen seguro que lo han conseguido. Sin embargo, todas estas opciones hacen que el jugador sufra en muchas ocasiones, especialmente por no explicarlas como es debido.
Tenemos muchos casos en este sentido, como que al principio del juego te expliquen que para viajar a un planeta debes andar hasta tu nave, subirte a ella, sentarte en el asiento del piloto, seleccionar un punto al que ir con ella, ver la consecuente animación, llegar y tener que esperar a que la escaneen para ver si hay contrabando, seleccionar el punto de aterrizaje en el planeta o satélite, y aterrizar en dicho punto probablemente lejos del sitio donde la misión tiene lugar, por lo que hay que ir andando, y todo esto es algo que se puede hacer con un par de clics o selección de opciones dentro de un menú del juego, que están ahí desde el primer minuto, y que nadie te enseña hasta que decides experimentar, lo cual puede ocurrir en el minuto 5 o después de varias horas de aburrimiento por tener que repetir todo este proceso. Y es que
uno de los problemas de Bethesda en todos sus juegos es, precisamente, no explicar al jugador muchas de las opciones que tenemos a nuestra disposición, o el tener una serie de menús demasiado simples que resultan confusos de usar, y con los que hay que experimentar, y
en Starfield este problema se agrava al tener tantas opciones a nuestra disposición, no solo en menús, sino en la selección de la misión activa, gestión del inventario, el árbol de habilidades, el traje y el casco a usar en cada momento, y en tantas otras opciones que crea una confusión muchísimo mayor que en juegos anteriores de la compañía.
Y es que cuando aprendemos a jugar, a saber qué tenemos que hacer, cómo seleccionar misiones y llevarlas a cabo y cómo equiparnos y usar todas las opciones disponibles, sentimos que
tenemos un universo de posibilidades a nuestra disposición, muchas de ellas creadas con el objetivo de que el jugador se sienta como un verdadero héroe dentro de esta historia, totalmente inmerso en ella, con misiones con muchísima libertad en las que podemos usar la persuasión, el sigilo, la agresividad, minijuegos, o incluso misiones alternativas para llevar a cabo un mismo objetivo, y todo esto nos mete de lleno en la historia de una forma que no todos los juegos saben hacer. Desafortunadamente, ni está todo lo bien hecho que debería, ni tampoco funciona en todo momento, lo que le pasa factura en muchas ocasiones.