Starcraft salió al mercado en abril del año 1998 como
una línea futurística con una dinámica muy parecida a Warcraft, cuya principal novedad era el soporte para multijugador online de hasta 8 jugadores con los servidores de Battle .net. La historia trascurre en el siglo XXVI, y comienza cuando unas enormes portanaves Terran se estrellan en unos planetas llamados Tarsonis, Moria, y Umoja; tras instaurar un gobierno se arma una revolución a manos de Arcturus Mengsk y nuestro protagonista en esta entrega,
Jim Raynor se convirtió en proscrito al robar la nave del emperador - el Hyperion - para intentar luchar contra el nuevo régimen establecido por Arcturus. Aquí es donde comienza nuestra historia.
12 años después de la salida de la primera parte llega una segunda entrega demanda y esperada por muchos fans y - como ya estamos acostumbrados cuando hablamos de la compañía Blizzard - volvemos a encontrarnos ante un producto de calidad, muy bien terminado en todos sus aspectos, desde los detalles de la caja, hasta el fuerte soporte online para el juego. Aunque todos los fans tenían miedo de los grandes cambios anunciados en todo este tiempo y no sabían cómo evolucionaría esta entrega podemos
tranquilizarlos y decir sin temor a equivocarnos que saldrán plenamente satisfechos ya que Blizzard ha conseguido el equilibrio perfecto entre mantener los rasgos principales de la saga, añadiendo suficientes novedades como para ver un juego totalmente nuevo y tremendamente divertido.
Técnicamente se ha cuidado muchísimo que todo mantenga una estética tremendamente parecida a la de su antecesor, lo que pasa que en esta ocasión todo está convertido a forma poligonal, y algunos detalles son muy sorprendentes, ya que han pulido matices que no se ven a simple vista. Los escenarios están muy cuidados, así como las cinemáticas, que como de costumbre Blizzard las borda, si se lo propusiese podría competir sin problemas con la mismísima Pixar. Las pantallas de selección de fases y otras opciones que tendremos disponibles entre misión y misión están muy bien trabajadas y con multitud de pequeños matices que darán alegría al usuario. Como por ejemplo un arcade que está en el bar y que podremos jugar sin ningún tipo de problema, además para ser un extra no está nada mal.
El control de las unidades no ha cambiado apenas en nada, la forma de seleccionar agrupar o mover unidades, así como el scroll de pantalla sigue siendo la misma, aunque se ha añadido
un nuevo movimiento que es marcar un destino, pero si se encuentra algún enemigo parar y atacar a dicho enemigo (o enemigos), esto resulta tremendamente útil cuando queremos mover unidades con el mini mapa o a destinos que no son visibles.
Muchas unidades tienen disponible alguna habilidad, dichas habilidades podremos usarla marcando la unidad o unidades del mismo tipo y nos saldrá en el menú de la parte inferior derecha de la pantalla; el problema es que cuando tenemos varias unidades con distintos tipos de habilidades, sólo podremos escoger una de ellas ya que saldrá el menú de un solo tipo, teniendo que clicar en la unidad específica para poder usar dicha habilidad.
Si hablamos de originalidad, este apartado siempre es muy duro para las sagas, pero en este caso hay suficientes novedades como para decir que se ha trabajado en serio para no ser lo mismo sin perder la esencia. Por un lado tenemos una innumerable cantidad de unidades nuevas, aunque se siguen conservando muchas de las antiguas (evidentemente el número de unidades disponibles ahora es mucho mayor) además muchas de las unidades tendrán disponibles habilidades especiales que tampoco existían antes. En la construcción de edificios hay también muchas novedades, y algunas muy interesantes, aunque no las contaremos por no estropear los detalles del juego a nadie. Pero si destacaremos el edificio de los mercenarios que podremos contratar nuevas unidades que tienen ciertas ventajas sobre unidades del mismo tipo. La incorporación de
héroes, en muchas pantallas, aunque ya lo habíamos visto (Warcraft 3, por ejemplo), también es algo que no teníamos antes y se ha añadido, pero los principales cambios están en las pantallas de entre fases. Cuando terminamos una misión además de tener disponible qué misión podemos escoger para nuestro siguiente enfrentamiento, hay otras opciones que ayudarán a la historia y que nos proporcionarán ventajas en batalla.El laboratorio es una de estas novedades, a lo largo de algunas misiones podremos recoger ciertos objetos que nos proporcionarán puntos de investigación que acumulándolos nos darán a escoger ciertas ventajas para nuestras unidades, edificios, construcción , etc. El arsenal es otro añadido más donde podremos conseguir ciertas mejoras en unidades o edificios por cierto precio, dinero que obtendremos al realizar ciertas misiones, ya que en ciertas ocasiones actuaremos un poco como mercenarios.
Por último hablaremos de la adicción, sin duda este juego es muy divertido y nos absorberá desde el primer minuto de juego, sobre todo a aquellos como yo que cojan el juego con cierta añoranza y cariño. La historia nos meterá de lleno en las misiones y las escenas cinemáticas harán que nos traslademos directamente al pellejo de Raynols, esto junto con la historia paralela que nos darán la opción de jugar con los protoss, dicha historia nos dejará clara muchas cosas del pasado y refrescará la memoria a algunos e informará a otros. Si a todo lo dicho le añadimos que el juego en su modo historia si lo queremos hacer completo, podemos dedicarle más de 20 horas de juego, y si a todo esto le sumamos un más que buen modo online, con los servidores de battle.net, podemos decir sin temor a equivocarnos a que este juego se convierte por pleno derecho en uno de los imprescindibles de los juegos de estrategia en tiempo real.