Sphinx y la Maldita Momia

Hemos tenido que esperar mucho desde las suculentas imágenes que pudimos ver de este juego en el pasado E3. En ese tiempo ?casi un año ? lo que conocíamos como ?Sphinx? se convirtió en ?Sphinx y la Sombra de Seth?, aunque volvió a cambiar de nombre en su última etapa de desarrollo y se convirtió en ?Sphinx y la Maldita Momia? (aunque la traducción correcta sería ?Sphinx y la Momia Maldita?).

Los muchachos de THQ nos traen una aventura épica con los tintes más clásicos: un mundo para salvar (basado en el antigo Egipto) de las garras de un malvado que quiere dominarlo (el dios Seth) y un principe que tenemos que rescatar (bueno, vale, suele ser una princesa, pero ya me entendéis).

Asumiendo dos papeles distintos, el del demi-dios Sphinx (una especie de dios mezcla humano y mono) y el del principe Tutankamon, convertido en momia, nuestra misión será frenar los malvados planes de Seth. Acción, puzzles y plataformas nos esperan por el camino. ¿Quién se apunta?

Tenemos un mínimo de 15 horas de juego, con búsquedas opcionales y la opción de capturar monstruos, pero esto se ve ensombrecido por lo repetitivo de muchas acciones y combates.

¿Listo para explorar los reinos del mágico Egipto de Sphinx? En ellos vamos a encontrar varias ciudades (eso sí, son pequeñitas y con pocos habitantes) en las que tendremos que interactuar con varios personajes para conseguir información que nos permita continuar la aventura y opcionalmente, participar en distintas pruebas y minijuegos. Asimismo, deberemos encontrar la entrada a los templos circundantes.

Dichos templos esconden un montón de trampas y monstruosos moradores, y Sphinx tendrá que superar una enorme cantidad de retos en su interior.



Aquí debemos añadir que los saltos serán parte fundamental en la exploración, a diferencia de lo visto en otras aventuras de la consola (como Star Fox o Zelda, dónde se realizaban automáticamente), y en las fases más avanzadas encontraremos pruebas dignas de cualquier juego de plataformas 3D.

Un punto que puede encantar a muchos, y que dispara la duración del juego, es la posibilidad de recolección de todos los monstruos del juego. Para ello debemos equiparnos con ?escarabajos de captura? y luchar con los monstruos hasta debilitarlos, y poco antes de morir (y si somos hábiles) podremos capturarlos para luego usarlos, venderlos, cambiarlos o simplemente coleccionarlos. En algunos momentos del juego será imprescindible alguna habilidad de tus enemigos, y tendremos que echar mano de nuestra colección de criaturas para seguir avanzando.

En la parte de la momia, el desarrollo suele ser completamente lineal, y la verdad es que los trozos en los que manejamos a este personaje se hacen muy cortitos.



El punto más negro en este apartado lo ponen ciertas situaciones que se hacen muy repetitivas (como recolectar una y otra vez el mismo tipo de monstruo para los mismos puzzles) así como algunos escenarios que son enormes (y están bastante vacíos) y tendremos que recorrer una y otra vez de punta a punta.

El control de ambos personajes es muy bueno, y aunque los combates flojean, la divertidísima momia brilla con luz propia.

A la hora de analizar este título, hay que distinguir 2 partes, claramente diferenciadas. Por un lado, cuando manejamos a Sphinx el juego es una aventura en toda regla en la debemos recorrer distintos mundos en busca de artefactos que nos ayudarán en nuestra gesta. Al principio, nuestro protagonista tiene un repertorio de movimientos muy limitados (prácticamente saltar y poco más) pero conforme avancemos seremos capaces de luchar, cubrirnos con un escudo mágico, lanzar dardos, saltar dos veces, capturar monstruos? Y todas estas habilidades nos abrirán nuevos mundos para explorar, y al mismo tiempo podremos acceder a otras rutas en fases ya completadas. Lo malo es que demasiadas veces el visitar una templo ya completado para llegar a un sitio nuevo nos supone una perdida de tiempo enorme para una recompensa muy pequeña. Otro punto muy a tener en cuenta son los combates, que si bien en un principio son demasiado facilones, en determinados momentos pueden ser toda una pesadilla (y buena parte de esto lo tiene el aspecto técnico, como luego veremos).



Por otra parte, la parte en la que encarnamos a la momia está mucho más orientada a los puzzles que a la acción. Para empezar, ya estaremos muertos, luego no habrá forma de matarnos. Utilizando distintas trampas, la momia puede arder, electrificarse, aplanarse e incluso dividirse, y con esos elementos tendremos que resolver los enigmas que protegen ciertos objetos que Sphinx necesitará en su búsqueda. Las fases en las que controlamos a la momia se intercalarán en la búsqueda del protagonista, y son todo un soplo de aire fresco.

Si bien no llega a ser un juego realmente innovador, si que tiene señas de identidad muy claras.

Si bien es cada día más difícil innovar en un género tan difícil, THQ nos presenta un juego que tiene muy claras cuales son las bazas que le van a destacar del resto: el mimo dedicado a los personajes (especialmente a los monstruos) y particularmente, a la momia.

En Sphinx (el nombre de nuestro protagonista significa ?esfinge?) nos vamos a encontrar una extraña mezcla de elementos de la mitología egipcia, con sus dioses (y semidioses) incluidos, así como algunos objetos ?místicos? (como el ojo de Ra). Sin ser demasiado fiel a dicha mitología, la verdad es que la historia resulta bastante convincente (y tiene algunos momentos brillantes).



Así que lo realmente ?original? son los magníficos diseños de los que provienen nuestros personajes, dignos de una película de dibujos animados, incluyendo los más de 100 enemigos distintos a los que además podremos capturar, y que tienen su pequeña historia (podremos verla en el museo). Claro, entre 100 enemigos hay de todo (algunos realmente son muy simples o típicos) pero algunos ?especialmente los jefes finales ? nos dejarán boquiabiertos por diseño, animación y repertorio de movimientos.
El otro punto fuerte es la momia, y es que en pocos juegos la inmortalidad se había tomado de un modo tan creativo y divertido, y aunque los puzzles a los que se enfrenta este personaje no suelen ser muy difíciles (más bien algo surrealistas) necesitaremos de un buen toque de creatividad y habilidad para superarlos.

En cambio, Sphinx se maneja al más puro estilo Zelda, con botones asignados a sus distintas armas y sus menús de inventario, estado, etc (incluso comparte moneda con Star Fox, los scarabs).

El apartado grafico necesita un buen pulido, y no hay voces. Afortunadamente viene a 60Hz y subtitulado en español.

Aquí es dónde muchos de logros del juego se ven muy dañados por una inexplicable falta de cuidado y de ambición por parte de los programadores. Nos vamos a encontrar con unos escenarios inexplicablemente vacíos. Y es que una cosa es una aventura que se desarrolla en el desierto, y otra la pobreza que tienen muchas de las localizaciones del juego, que dan un aspecto francamente desolador. En los escenarios interiores, dentro de los templos y en otras localizaciones la cosa mejora, y encontramos efectos realmente bonitos, como el agua o algunos reflejos en el mármol. Desgraciadamente, con los efectos de luz aparecen también unas ralentizaciones importantes; si a eso le unimos que cuando un enemigo muere lo hace con un fogonazo de luz, en una batalla con 2 o 3 no sólo vamos a tener ralentización segura, sino que uno de los enemigos nos va a pegar mientras se produce. Pequeños tirones al andar por zonas grandes, ralentizaciones al entrar/salir del agua, desaparición ?mágica? de objetos del fondo? Obviamente, los problemas pueden sobrellevarse, pero en una máquina de la potencia de la GameCube son difíciles de comprender.
Las músicas, aunque alcanzan algún momento glorioso, en general pasan totalmente desapercibidas. Lo que sí que llama la atención es la total ausencia de voces, y aunque los personajes no dejen de mover los labios, nos tendremos que conformar con los subtítulos en español.



Salvan este apartado del suspenso la inclusión del modo 60 Hz y las animaciones de los protagonistas (y algunos enemigos), así como las secuencias intercaladas, que aún utilizando el mismo motor que el juego sorprenden alguna vez.