Análisis Sonic Frontiers - Si vas a cruzar la frontera, mejor deja atrás todo lo que te lastre

Terminar Sonic Frontiers nos llevará en torno a las 15-20 horas de juego, en la que tendremos que explorar tanto varias islas en mundo abierto como superar frenéticas fases que pondrán nuestra habilidad y velocidad cumpliendo distintos objetivos. Y si somos de los que no dejan rincón por explorar, podemos contar con 5-10 horas extra para recuperar todos los coleccionables (fragmentos de recuerdos, los pequeños kokos, monedas púrpuras, todas las llaves...) y exprimir la experiencia al 100%.

El equipo creativo ha invertido tiempo también en añadir mejoras - como aumentar nuestra defensa, y que así perdamos menos anillos -, el ataque o incluso el máximo de anillos que podemos llevar. El resultado final es un título que nos premia constantemente por la exploración y el tiempo dedicado, y aunque es cierto que no son grandes recompensas (como hemos visto, el juego tiene altibajos en lo jugable y no son necesarios) se agradecen opciones como desbloquear nuevos trajes o sentirnos más poderosos, aunque sea solo un poquito.

En nuestra experiencia de juego con Sonic Frontiers, el punto más débil y mejorable de la experiencia ha sido la mecánica de juego, especialmente debido a una mala planificación e introducción de las novedades; por ejemplo, hay un montón de nuevos movimientos y combinaciones de los mismos, pero no hay un tutorial a la antigua usanza, solo se nos enseña lo más básico y el resto lo vamos a aprender en unos tutoriales (aleatorios) que salen mientras cambiamos entre las etapas de mundo abierto y la carga de las más clásicas; seguir regueros de anillos, pasar del salto a la bola cortante por el suelo, saber para que sirven determinados elementos que vamos encontrando... Vamos a ir aprendiendo un poco por suerte, un poco experimentando, y a nosotros la sensación de estar perdidos nos ha durado varias horas.

Hay más problemas, como los anillos que sirven de vida, y que el Sonic Team parece no saber utilizar ya; en el mundo abierto y tras conseguir la primera habilidad especial del juego (menos de 1 hora) tenemos la opción de conseguir más de 100 en menos de un minuto simplemente corriendo en círculos. Esto le quita bastante gracia a la idea de seguir los regueros, circuitos y raíles con anillos si no estamos muy por la labor, e igualmente facilita bastante la lucha contra jefes y enemigos finales; sigue siendo frustrante ir con 400 anillos (máximo inicial) y perder más de la mitad de un solo golpe, pero es que ahora es tan fácil conseguirlos... El gameplay en las zonas del ciberespacio, con mini-fases de corte mucho más clásico pero muy rejugables (gracias a distintos retos, desde desafíos de velocidad a conseguir un número de anillos) funciona muy bien, aunque nos hubiera gustado encontrar niveles más largos.

El punto más original y sorprendente de Sonic Frontiers, a todas luces, es lo original y sorprendente que resulta su propuesta, así como la evidente ambición del equipo creativo para reinventar a uno de los personajes más legendarios de los videojuegos. Tras un montón de experimentos que no terminaron de funcionar al 100% (Sonic Boom, Lost World, Unleashed...) y títulos más anclados en el pasado que en el futuro del erizo azul (como Sonic Manía, Generations o Sonic 4) por fin hay un nuevo punto de partida para crear nuevas aventuras, una revolución en el gameplay y la sensación de estar ante algo realmente novedoso.

Como hemos visto en otros apartados, esto ha venido con un precio, y es muchos aspectos es algo a medio cocer, pero aquí podemos valorar un poco todo ese esfuerzo por dejar al jugador con la boca abierta. El concepto de mundo abierto adaptado a Sonic, la sensación de velocidad, el delicado equilibrio entre lo antiguo y lo nuevo, los nuevos enemigos, la misteriosa atmósfera, el nuevo repertorio de movimientos, la evolución de habilidades... Hay muchos aciertos en Frontiers, afortunadamente más que errores, y lo que es mejor, hay un gran punto de partida para nuevas aventuras con la pandilla del héroes supersónico. Y queremos vivirlas pronto.

En lo visual - como en otros aspectos del desarrollo - Sonic Frontiers es un título con grandes aciertos, pero también importantes fallos, y lo peor es que el nuevo gameplay potencia estos errores tanto como los puntos positivos. Sin llegar a asombrar en lo visual hay que destacar un esfuerzo por crear zonas diferentes y desarrollar una personalidad (algo que se consigue más con los enemigos que con los escenarios, especialmente con los jefes finales, los Titanes), pero a efectos prácticos la cosa termina siendo Sonic corriendo a través de zonas un tanto genéricas en las que aparecen de golpe estructuras clásicas como loopings, anillos y muelles... Pero con un popping impresionante, generándose de golpe a nuestro alrededor (algo especialmente notable en Switch y PS4) y desluciendo ese trabajo; hay momentos en los que parece que están pegados a estos nuevos escenarios, hay una cámara que tiende a volverse loca, hay zonas realmente vacías... Y si bien en general las islas que visitaremos cumplen, el color y los momentos realmente bonitos solo aparecen en las mini-fases del ciberespacio.

Lo que sí es sobresaliente (y compensa esos errores) es el apartado musical, con una banda sonora espectacular que incluye temas muy pegadizos para las fases contrarreloj, música ambiental muy bien llevada para la exploración y emocionantes temas para las batallas (en especial, contra los jefes, cuando podemos hacer uso temporal del poder de Super Sónic). Todo se complementa con una perfecta traducción al castellano (voces y subtítulos), demostrando la ambición de este nuevo episodio.