No había leído prácticamente nada del juego cuando lo ví en Game Pass y me interesé por él, y no sabía cuál iba a ser su desarrollo. Tras los primeros minutos se ve cláramente que estamos ante uno de esos juegos de puzle en 2D con scroll lateral de tipo Limbo o Inside, pero que además cuenta con algunas mecánicas de juego más típica de esos juegos de puzle en primera persona, en los que siempre tienes un arma en las manos con dos opciones, o bien crear portales (
si usted me entiende...), bien para que una de las opciones crea y la otra destruye. Justo esta última es la que encontramos aquí, por lo que tenemos una especie de juego de tipo Inside con toques de puzle en primera persona, y otros toques como sigilo para pasar por zonas si ser detectado, combinadas por zonas en las que tenemos que correr para no ser apresado. La verdad es que
sus mecánicas funcionan mucho mejor que en juegos de corte similar debido a que no hay eventos predefinidos en los que cae una piedra y mueres sin esperarlo (bueno, en realidad hay uno casi al inicio, pero ya no hay más), y eso le sienta muy bien porque el tema de encontrar eventos que se solucionan mediante ensayo y error en los que se suele morir la primera vez que llegas porque no sabías que había que hacer algo concreto como en los Limbo y compañía no suelen molar demasiado.
La combinación de elementos ya de por sí lo hace un juego de lo más interesante, pero además está combinado con una historia y un desarrollo de lo más original que es, sin duda, lo mejor del juego. Si miramos juegos similares, su historia suele ser una mera excusa para ofrecernos puzles de entorno y situaciones en las que vamos a morir una y otra vez hasta dar con la combinación adecuada de acciones.
En Somerville, la historia es muy intensa y está perfectamente llevada, y además cuenta con hasta cinco finales diferentes según algunas acciones concretas, lo que lo hacen rejugable a diferencia de otros juegos, y además hacen que quieras intentar no cometer los mismos fallos que en la primera vez. De hecho, se te incentiva a jugar más de una vez porque en algunos momentos pasarán cosas que no nos gustarán y que querremos solventar, pero ya no podremos hacer nada, por lo que una segunda (o tercera partida) se nos antoja de lo más necesaria. Toda esta combinación, y que los juegos similares no van por este camino, lo hacen una apuesta muy refrescante.