Hablamos de un juego que cuenta con el mismo sistema de control que los Dark Souls, por lo que cualquier jugador aficionado al subgénero de los
soulsborne puede perfectamente empezar a jugar desde el primer minuto. Esto no significa que le vaya a resultar un juego fácil ni mucho menos debido a la enorme dificultad de los enemigos, el no contar con un tutorial en condiciones (tenemos un minuto para aprender los controles) o que no haya enemigos intermedios que nos permitan subir de experiencia, mejorar nuestras habilidades o lidiar con enemigos más fáciles que nos hagan querer seguir avanzando. Por ello, hablamos de un juego dedicado a un público muy concreto a los que les (nos) encantan los Dark Souls y que en ocasiones
no queremos perder el tiempo en enemigos pequeños hasta poder llegar a los enemigos finales.
Este mismo planteamiento y el solo contar con 7 enemigos en el juego es lo que hace que sea un juego limitado que si somos lo suficientemente habilidosos podemos tener menos de una hora (casi imposible hasta aprender todos los comportamientos de los enemigos, pero se puede). Sí que tenemos cierta estrategia que puede estirar su duración algo más, ya que
cada enfrentamiento nos quitará parte de nuestras habilidades o energía o potencia de ataque, y los perdemos definitivamente si vencemos a dicho enemigo, lo que hace que puede que seamos muy débiles para enfrentarnos a según qué enemigos y que tengamos que decidir el orden de enfrentamiento, o incluso recuperar los poderes que hemos soltado con algún enemigo para tener más lo que conlleva tener que volver a vencer a dicho enemigo más adelante. Aún así, hablamos de un juego limitado en sus posibilidades y que como primer juego de una saga puede ser el inicio de algo importante.