Con
Shin Megami Tensei V, Atlus ha conseguido algo realmente difícil: evolucionar su franquicia sin renunciar a su identidad, y al mismo tiempo hacerla más accesible que nunca para el público occidental o los recién llegados, algo similar a lo que hizo
Persona 3 en su momento. Su original punto de partida, las mejoras aplicadas en las mecánicas de fusión de demonios, los pensadísimos cambios y pulido del sistema de combate y - sobre todo - el impecable diseño de las nuevas
mazmorras, convertidas ahora en escenarios abiertos, se han convertido en seña de identidad de este JRPG único que brilla incluso dentro de su propia franquicia.
Es cierto que no hay un elemento
revolucionario, pero sí un gran trabajo para sacar lo mejor de la fórmula; un punto de partida muy diferente al de otros juegos de rol, con Japón devastado, un guión adulto con reflexiones muy interesantes, el sistema de decisiones, los
puntos de Gloria para animarnos a emprender misiones secundarias y mejorar a nuestro equipo... Todo está perfectamente hilado para convertir la experiencia en algo único en Switch.