Las mecánicas de juego son, sin duda, el talón de Aquiles de Hellblade 2. Si lo comparamos con la primera parte, el juego era mucho más interactivo, mucho más dinámico, mucho más ameno, y todo lo que ocurría en pantalla tenía el propósito de hacer sentir al jugador algo sin llegar a crear un juego de acción pura. Esta segunda parte se diluye y crea una especie de aventura narrativa estilo
walking simulator, es decir,
justo los dos tipos de mecánicas de juego que pueden echar para atrás al grueso de los jugadores. A día de hoy, las aventuras narrativas no cuentan con mucho público aunque sí que es muy fiel, y es que es ese tipo de juego que se convierte casi en una película interactiva que nos lleva de un punto a otro haciendo ciertas cosas, resolviendo ciertos puzles y combatiendo en ciertos momento, justo como en Senua's Saga: Hellblade II. Sin embargo, los combates de la primera parte eran algo más interactivo que en su secuela, que se han convertido en meras
quick time events" o eventos de pulsar el botón en el momento oportuno para esquivar y/o atacar. La exploración se ha reducido a andar por un pasillo en línea recta mientras escuchamos a sus protagonistas hablar entre sí, salvo en puntos concretos donde si hacemos zoom se abre un coleccionable. Y los puzles, en mayor cuantía que en la primera parte, han reducido aún más su dificultad y ahora incluso las "voces" que Senua escucha y que deberían servir como mero elemento narrativo para contarnos sentimientos y emociones de la protagonista, se han visto reducidas a voces de ayuda para el jugador indicándonos qué hacer o a dónde deberíamos ir.
Nos veremos en muchas ocasiones mirando a la pantalla en línea recta, con el dedo gordo izquierdo de la mano pulsando hacia delante sin hacer absolutamente nada más mientras escuchamos o leemos los subtítulos, lo cual llega a ser tremendamente aburrido en muchas ocasiones, excepto en un par de momentos concretos del juego. Una vez terminado se puede intentar jugar por segunda vez para escuchar pistas de audio alternativas, lo que estira un poco más su duración aunque tampoco es recomendable para ningún tipo de jugador al que no le haya encantado realmente la primera partida. Es una lástima, porque solo había que hacerlo igual que el primero, con algún elemento adicional, más puzles, más combate, y más historia de su protagonista, y todo se ha visto reducido a la mitad, e incluso mucho más fácil y lineal que antes, que ya lo era de por sí.