Análisis Scorn - Una original apuesta de puzle que tarda en arrancar

La primera partida me ha llevado unas seis horas de juego, lo cual podría estar muy bien teniendo en cuenta que hay muchos juegos en el mercado mucho más cortos, aunque personalmente considero que un juego que ha estado más de ocho años en desarrollo deba ser tan cortito (aunque los problemas en su desarrollo hayan sido otros). Sin embargo, estas seis horas son muy engañosas, ya que el juego tiene algunos problemas a la hora guiarte hacia dónde debes ir o lo siguiente que debes hacer. La ausencia total de guía se ha hecho a posta para que la narrativa sea por el entorno, es decir, a medida que vamos explorando vamos viendo estatuas, enemigos, y entornos que nos van recordando a algo muy específico y que finalmente podría ser cualquier cosa que nos imaginemos, independientemente de si leemos alguna entrevista con los desarrollos que nos cuenten lo que significa y su historia. Esto hace que sea fácil perderse en algunos de sus escenarios a pesar de que no sean nada enrevesados. Especialmente hay un par de zonas en las que se pueden dar más de una vuelta hasta averiguar lo que hay que hacer, y esas serán las horas que vamos a perder y que pueden hacer que el juego dure algo más. Sin embargo, si no te pierdes en la exploración o haces una segunda partida, el juego te puede durar entre tres y cuatro horas sin ningún problema ya que sus puzles son realmente sencillos en su mayoría.

Luego como digo, la historia es bastante inexistente así como su narrativa. Hay juegos en los que hay lore (los souls por ejemplo), otros que tienen una historia muy bien hilada (como The Last of Us por ejemplo), y otros cuya narrativa o misiones secundarias son donde realmente brillan o acaban enganchando (como la saga Bioshock, o incluso Death Stranding). Scorn no tiene nada de eso, y finalmente acaba gustando por su acabado técnico, el arte utilizado en el juego, su ambientación, y los puzles que vamos encontrando en su escenario y que no tienen excesiva dificultad, tanto los de pieza como los de exploración del entorno. Encontrar enemigos, huir de ellos, o acabar con las armas que vamos encontrando le hacen ser un juego interesante que deberíamos probar, especialmente si tenemos Game Pass donde el juego está desde el primer día, porque es como que la inversión que vamos a hacer en él es mínima y compensa las horas que vamos a echarle. Y es una verdadera lástima, porque se le ve un enorme potencial para ser muchísimo más de lo que ha acabado siendo.

Más de ocho años de desarrollo debería haber dado un juego mucho más completo en cuanto a sus mecánicas de juego. Al principio todos creíamos que Scorn era un shooter en primera persona, después un juego de terror, y por último una aventura en primera persona. La realidad es que se ha quedado en un juego en primera persona en donde predominan los puzles y que tiene también algunos elementos de shooter y otros de aventura, pero que se queda a medio camino de todo por culpa de no haber resuelto en ninguno de los sentidos. Un inicio realmente lento nos hará estar casi una hora de juego explorando un entorno, dándole a botones de forma automática y resolviendo pequeños y sencillos puzles en un entorno, eso sí, realmente original que parece sacado de alguna pesadilla grotesca con muchas vísceras, sangre por doquier, y alguna que otra escena salida de tono en algunas esculturas. A medida que se avanza los puzzles se vuelven algo más complejos, aunque los de explorar hasta encontrar el pasillo o puerta adecuado siguen siendo los que predominan, pero también hay otros más sencillos de mover piezas para que la puerta de turno se abra.

Hay otro elemento que debería haber sido uno de los puntos clave y que finalmente se queda también a medio camino y que tiene que ver directamente con su narrativa. En ningún momento sabemos lo que está ocurriendo, ni quiénes (o qué) somos, ni tampoco cuál es nuestro objetivo final, ni tan siquiera cuando terminamos el juego. Parte de eso ocurre porque el juego no nos cuenta nada, ni hay carteles, ni escenas, ni absolutamente nada que nos ayude, y que podría ser muy bueno como en otros juegos, pero que aquí se vuelve en su contra en muy poco tiempo. Parte de eso hace que no sepamos ni los controles que tenemos a nuestra disposición, y que nos hacen ver que probablemente podamos curarnos pero que no sepamos cómo, a menos que nos dé por poner el juego en pausa y revisar los controles. Al principio no servirá de nada porque no tenemos lo que hace falta para curarnos, y cuando lo tenemos igual ni nos da por probar si ya lo hemos intentado antes. Al final puede ser relativamente sencillo morir hasta volver a tomar la decisión de mirar nuevamente los controles para ver que, alguna que otra hora más tarde, sí que podemos curarnos. Este no es sino otro de esos elementos en los que da la sensación que sus creadores no han tenido la experiencia necesaria para redondear el juego, ni tan siquiera en su sistema de control o en las mecánicas de juego, que podrían haber dado para mucho más.

Hay que reconocerle a este Scorn que se ha arriesgado y mucho, y esto precisamente es uno de los elementos que le pueden haber pasado factura. Desde que se anunció en 2014, la sensación era la de estar ante un juego similar a los Aliens y compañía, una aventura en primera persona de terror en la que tendríamos que acabar con criaturas extrañas con armas que parecían hechas de carne y hueso mientras exploramos un entorno realmente brillante sacado de alguna pesadilla del mismísimo H. R. Giger. Cuando jugamos un buen rato vemos que estamos ante un juego en el que no pasa mucho, y que acaba convirtiéndose en un juego de puzles en primera persona que se aleja mucho de la inmensa mayoría de otros juegos de puzle. A día de hoy, hablar de juegos de puzle en primera persona es nombrar a los juegos de tipo Portal o Qube, es decir, juegos en los que tenemos algún tipo de herramienta o arma que nos permite mover y manipular objetos. Aquí no, y lo que hacemos es jugar a pequeños juegos de piezas por un lado y por otro exploramos hasta dar con el botón adecuado que abra la puerta que está cerrada. No hemos visto ningún otro juego de corte parecido, y aunque tenga un planteamiento un tanto simplón, hay que reconocerle que cuando has pasado la primera hora de juego comienza a funcionar y empieza a ser divertido.

Y esto ocurre cuando encontramos los primeros puzles complejos, o aparecen los primeros enemigos a los que podemos disparar. La primera arma que tenemos es bastante inservible y casi es mejor huir de los bichos, pero cuando tenemos las siguientes ya no tenemos miedo de enfrentarnos a ellos a pesar de que la munición sea escasa. Con esta definición se podría pensar que estamos ante un survival horror pero nada más lejos de la realidad. Scorn es un juego de puzles con algo de FPS y también algo de aventura, y esta mezcla unida a su ambientación le sienta muy bien. El problema del juego no está en su concepto, que funciona bastante bien.

Además de lo original de todo el conjunto, Scorn destaca por su apartado visual que es realmente espectacular, y casi se podría decir que estamos ante un juego de lo mejorcito visto en la nueva generación de consolas. Muy probablemente sus creadores hayan echado muchísimo tiempo en su creación, tanto en los elementos de arte claramente inspirados en los trabajos de H.R. Giger, como en la propia implementación de todo a nivel visual y en la gran ambientación conseguida en todo momento. A medida que exploramos el entorno vamos viendo una gran imaginación en las paredes, la construcción de los escenarios y de los enemigos, y en todo lo que ocurre a nuestro alrededor, así como también los grotesco de todo el escenario y en muchas de las cosas que ocurren y que tendremos que hacer para seguir con la aventura. De hecho, encontraremos casi al final del juego algunas estatuas bastante subidas de tono que no hacen sino rematar todo el conjunto y elevarlo a la categoría de obra de arte.

El apartado sonoro sirve para ambientarnos y hacernos ver que estamos en una especie de entidad gigantesca totalmente viva, pero tampoco es espectacular en este sentido. Algunos sonidos de fondo, nuestros pasos muy difuminados, los pequeños gritos de las criaturas que encontramos, o algunas explosiones más cercanos al final es todo lo que vamos a escuchar, lo que unido a un par de melodías ambientales nos meten de lleno en lo que estamos haciendo, pero que también podría haberse currado un poco más para integrarlo más. Por ejemplo, los pasos que escuchamos casi son imperceptibles, lo que tiene sentido al estar nuestro personaje descalzo, pero no tiene ningún sentido al pisar zonas viscosas o hechas de diferentes tipos de vísceras o carne y no escuchar el sonido que se espera en estos momentos. Con ello se podría decir que el apartado sonoro no está mal, pero que podría haber estado mejor.