SAMURAI RIOT - Un Beat'em Up bastante bien acabado a pesar de ser indie

El juego nos presenta a dos personajes muy diferentes entre sí, Tsurumaru un rudo samurai del clan "of True Honor" que lucha en distancias cortas, pero con una gran espada que mitiga tanta melé y unas granadas ninja limitadas que permiten algo de soltura en las distancias largas. El otro personaje es Sukane, mujer del clan Kunoichi, que siempre viaja acompañada de su inseparable Kitsune Azu, un zorro que interviene de forma activa en la batalla con Sukane, ambos son fuertes en ataques a distancia.

Con estos dos personajes tendremos dos formas diferentes de afrontar la batalla, y plantean un escenario ideal para el modo de juego cooperativo, cada uno tiene sus combos especiales, pero además si juegan dos jugadores podréis desencadenar un combo cooperativo. Además, cada personaje tiene un tipo de escuela a seguir que elegiremos al principio del juego y que determina qué características del personaje se verán potenciadas o no durante la partida.

Luego está el tema de la narrativa, lo que aporta cierta rejugabilidad al juego, ya que según las decisiones que tomemos durante la partida podremos acceder a 8 finales distintos. Tal vez esta premisa que pinta tan bien al principio se va deshaciendo poco a poco cuando empezamos a ver la incoherencia de los enemigos con la trama que nos están contando, según la dedicación que le echemos al juego un final normal podremos hacerlo en unas horas, luego el juego se podría rejugar 8 veces más, aunque hay que indicar que algunas decisiones que tomemos pueden afectar a la jugabilidad de alguno de los personajes.

Para fortalecer la rejugabilidad del juego, las escuelas a seguir no están todos disponibles desde el principio, hay varios poderes que aparecerán bloqueados y podremos desbloquear con dinero del juego, estos nuevos poderes que desbloqueemos tienen más fundamento, ya que nos dan habilidades mucho más potentes, con lo que repetir el juego por otra línea argumental no resultará tan tedioso. Una lástima que el juego no tenga logros en Steam, cosa rara, ya que el juego a nivel interno tiene trofeos. Posiblemente los veamos en una futura versión.

El control está muy bien, el juego funciona fluidamente a sus 60 fotogramas, y los combos responden adecuadamente, aunque algunas animaciones tienen un retardo al final que hará que más de una vez caigamos en golpes de enemigos que se ven venir desde lejos, lo cual resulta un poco frustrante.
La diferencia que hay entre los personajes, los distintos combos, que podamos modificar sus características con la escuela nos van a dar bastante juego, además tendremos cuatro niveles de dificultad.
Todo esto hará que vayamos consiguiendo logros y mejorando puntuaciones en el ranking, este tipo de detalles que nos indican claramente si estamos jugando bien y progresamos bien. Un jugador novato no tendrá problemas en adaptarse al juego, aunque eso sí, hay que mirar la hoja de combos, ya que el juego no trae tutorial en el gameplay (cosa que tampoco es necesaria).

Estética de arte tradicional japonés con un arte futurista más bien steampunk. Hay una clara inspiración en la cultura japonesa, aunque los personajes parecen sacados de deviantart, es todo tan... indie. Desde luego el diseño de personajes es creativo, un poco bizarro por momentos en los que ver a un ninja con gafas te puede sacar de la partida del tirón.

La parte narrativa, también es bastante... indie. ¿qué puedes esperar de un juego llamado Samurai Riot?. Un grupo de samuráis que... se revelan!. Sólo si tu quieres, porque es tu decisión, es un toque de ficción interactiva guiada por narrativa!. ¡Mola!, este tipo de cosas vienen bien para conseguir el backeo de los usuarios de Square Enix Collective, pero francamente, no es nada novedoso, aunque sí que repercute a la rejugabilidad, por eso los puntos para el juego se van para el apartado de entretenimiento y duración.

Los gráficos a pesar de indies, son correctos, la animación de los personajes se ve un poco forzada y estática. Algunas poses recuerdan a otros juegos del estilo, si algo funciona esta bien copiarlo, el problema es si copias algo bastante antiguo, no se siente igual este tipo de animaciones en una pantalla de alta definición con dibujo a mano tradicional que en un juego tipo pixel-art.

Los fondos son bastante variopintos, algunos están más trabajados, pero para la ambientación del juego cumplen, aunque como he dicho antes la integración está regular; la escala de algunos objetos es absurda, lo que da bastante impresión de acabado con prisas y mal. La interfaz de usuario es correcta y funcional, un poco sobrecargada pero bonita. Al principio no hay una asociación clara sobre algunos items que aparecen en el interfaz, pero tras un par de partidas el jugador entenderá todo lo necesario sobre el tema de puntuación y evaluación de niveles.

La música cumple su cometido, con clara inspiración japonesa, aunque algunos bucles son tan cortos que en algunas partes del juego es repetitiva y machacona. Los enemigos son muy repetitivos. Lo único que nos indica que su comportamiento es distinto es el color de su ropa. Al menos nos encontraremos jefes finales, y alguna que otra sorpresa de la que no puedo hablar sin reventar el juego. La IA de los personajes es la clásica de este tipo de juegos, algunos jefes finales especiales se mueven por patrones, como viene siendo habitual, y en nuestra mano está averiguar con qué movimientos podremos contraatacar mejor.