Una de las últimas grandes exclusivas de
Saturn y posiblemente el trabajo más redondo de
Treasure hasta la fecha,
Radiant Silvergun se convirtió en un matamarcianos de culto desde su lanzamiento en 1998 principalmente por el boca a boca entre jugadores; su escasa tirada (sólo se distribuyó en Japón) ha hecho que el juego original haya disparado su precio hasta el triple de lo que costaba. Pero... ¿Qué hace tan especial a este juego de naves?
Radiant Silvergun rompía las reglas del género
aportando un detalle nunca visto; en lugar de penalizar al jugador haciendo que perdiera power ups cada vez que caía, las armas de nuestra nave iban subiendo de nivel (y aumentando su potencia y efectividad) en cada partida, por lo que mientras más jugábamos, más poderosos éramos. Otro punto curioso es que el juego nos daba
7 tipos de disparo accesibles en todo momento - cada uno ideal para una ocasión -, uno de ellos una
espada de energía que además recoge
bonus de los enemigos para lanzar un gigantesco poder. También se creó una
original mecánica de combos que aumentaba nuestra puntuación (y recompensa) si matábamos a los enemigos con un disparo de su color. Todo esto,
unido a unas fases frenéticas con una dificultad endiablada (donde las vidas caen con peligrosísima rapidez) y un
genial diseño para escenarios y enemigos finales lo ha convertido en
uno de los mejores matamarcianos de todos los tiempos, y su legado llega a nuestros días.
Si bien no podemos hablar de un
remake, la versión de
Xbox 360 ha
remasterizado el genial apartado gráfico del juego, limpiando texturas, redibujando sprites, aplicando filtros y zoom, mejorando algunos efectos... El resultado es
una correctísima actualización (que los más puristas podrán desactivar si quieren disfrutar del clásico tal y como se creó hace años) que lo deja en muy buen lugar en una consola HD en formato panorámico, creando incluso un borde que nos deja ver . Y mejor incluso que el lavado de cara gráfico son las
opciones de juego online, que añaden
un multijugador online al local, rankings y la posibilidad de grabar/bajar vídeos de nuestras actuaciones, para que alucinemos con lo buena que puede ser la gente. La banda sonora sigue siendo francamente sobresaliente.
Una vez dominadas todas las fases y enemigos (el juego incluye todos los jefes extra de la versión de Saturn, más completa que el arcade)
el juego puede terminarse en menos de una hora... Pero para llegar ahí hay que caer muchísimas veces, ir aprendiendo patrones de ataque, subiendo de poder todas nuestras armas y aumentando el número de vidas y continúes. Esto es un
arma de doble filo y un
handicap muy alto para jugadores con poca paciencia, que pueden frustrarse fácilmente; afortunadamente el cooperativo (repetimos, también accesible online) y ver cómo vamos mejorando ayuda a paliarlo... Aunque no podemos recomendar la experiencia a jugadores impacientes, aunque hablemos de un título descargable de 1200 Microsoft Points.
Mención especial merece el
modo desbloqueable Ikaruga que cambia la mecánica de juego original por la de su
sucesor (jugando con los colores), la historia del juego (que no se cuenta secuencialmente, al igual que las fases no transcurren en orden) o las secuencias de animación, que le dan todavía más personalidad a este clásico.