El idéntico espíritu de la recreativa, con una jugabilidad sólida y directa que no ha perdido ni un ápice de efectividad.
Perfecto en todos los aspectos de control. Un calco logrado y preciso de la recreativa con incluso algunas novedades coquetas aportando un poco de juego extra.
Pero antes de entrar en comparaciones, permítannos hacer un breve resumen del mecanismo de juego para aquellos que recién descubren esta joya.
En una pantalla alargada similar a la del
Meteos o el susodicho
Tetris, encontramos colgando de la parte superior de la pantalla una cantidad variable de pelotas o burbujas de colores dispuestas en una composición arbitraria sin orden aparente. En la parte inferior, una máquina movida por uno de los simpáticos personajes que el juego ofrece, va lanzando burbujas de colores aleatorios a nuestra voluntad.
Controlamos la dirección de la pelota con una flecha de dirección intentando hacerla colisionar (queda unida a la primera burbuja que toque)
con otras dos burbujas del mismo color. Cuando tres burbujas iguales se unen, caen y desaparecen; si de ellas cuelgan otras burbujas, son arrastradas también hacia el fondo.
El objetivo es acabar destruyendo todas las burbujas antes de que el techo, descendiendo poco a poco en velocidad normalmente estable, haga que el nivel de las pelotas llegue hasta la posición de nuestro personaje. ¿Fácil? Lo es, ¿Adictivo? Sin duda.
Es una premisa sencilla que asegura buenos ratos para todos aquellos acostumbrados o gustosos de este tipo de propuestas, de este tipo de puzzles. Es todo rapidez de reflejos y ojo a la hora de hacer rebotar las bolas en las paredes para alcanzar el objetivo deseado. Puede resultar extraño en las primeras partidas, pero la implementación ha sido tan acertada que en cinco minutos ya estaremos disfrutando.
El movimiento de la flecha es suave y preciso, con multitud de posiciones, tantas como el arcade original concedía. Suficientes para permitir cierto juego, pero no lo bastante exagerada como para tener que medir al píxel. Precisa, pero, una vez que la línea de ayuda a la dirección desaparece (opcional, y sólo por un breve tiempo en la primea pantalla), echarlas a ojo con la práctica es la única y mejor opción.
Para aportar un poco más,
en esta conversión a DS se ha permitido controlar la flecha lanza-bolas con el puntero táctil. Puede resultar curioso al principio, pero es totalmente desaconsejable al reducir drásticamente nuestra rapidez de acción y visión global de la pantalla.
Una opción anecdótica; la cruceta digital es imprescindible.
Igualmente, en otro alarde de buen hacer y ganas,
se ha implementado un modo versus con una única tarjeta de juego. Rápido y directo, se hace altamente divertido al poder observar, en la pantalla superior, todo lo que nuestro contrincante está haciendo. Resultará así divertido comprobar, de primera mano y en tiempo real, lo mucho que le ha incomodado esa nueva remesa de burbujas que le hemos dejado caer como un racimo generoso?