Poco a poco vamos seguimos explorando zonas (hay que destacar el increíble acabado artístico del juego) y recolectando
los orbes de luz (sin duda, el gran reto para los jugadores más perfeccionistas y completistas), y así consiguiendo nuevos poderes de
Orhmaz. La opción de volar temporalmente (de una forma un tanto artificial, y sin posibilidad de controlar nuestro rumbo) o el poder subir por paredes verticales son sólo algunas de las posibilidades que iremos explotando durante la aventura. El juego se ha construido como una red de fases muy bien hilada en el que necesitaremosde estos poderes para seguir avanzando, aunque podremos hacerlo en el orden que nosotros queramos... Mientras más dejemos una determinada fase,
más se complicará su resolución por culpa de la corrupción; no hablamos de grandes cambios, más bien de
elementos que dificultan más nuestro avance como enemigos móviles que corren por las paredes ó más monstruos (incluso así, los combates nos siguen pareciendo escasos)
Hablando del factor aventurero,
estamos viviendo un acercamiento entre los dos héroes tan natural como emocionante, controlado - de alguna manera - por las conversaciones que vayamos disparando al pulsar el gatillo. Uno de los puntos más sólidos del juego es cómo los desarrolladores han construido a los personajes, un
príncipe bocazas y arrogante, pero con un corazón de oro, y una princesa dispuesta a todo para derrotar a la oscuridad, y en cuya agenda no hay sitio para el amor... ¿O sí?
Detalles como
la original forma de presentar a los personajes, mediante conversaciones (así hemos aprendido, por ejemplo, que este héroe ha estado visitando uno de los dos polos) o la opción
de provocar a los enemigos en la batalla (con resultados de lo más cómico). No es fácil obviar el conseguido
componente cinematográfico de la aventura...
Antes de terminar esta segunda sesión, destacar que nuestro primer enfrentamiento
final ha sido con
El Cazador, y hemos quedado impresionados por la espectacularidad y posibilidades de este duelo a muerte, al que se accede tras derrotar al monstruo en las 4 zonas que protege. Además de limitar las posibilidades de nuestros combos (haciéndonos que sólo pudieramos empezarlos con un golpe determinado) nos hemos encontrado en apabullantes secuencias interactivas de enfrentamiento, en los que había que pulsar botones para esquivar sus ataques o aporrearlos para aguantar sus acometidas. Eso sí, la imposibilidad de morir (si estamos contra las cuerdas, Elika nos saca las castañas del fuego, aunque el enemigo también recupera vida) no ayuda a darle epicidad al combate, precisamente... De esta forma, los duelos más interesantes han sido los que hemos librado con el
Guerrero, ya que su colosal fuerza nos impide ganarle directamente (rompe sistemáticamente todos nuestros combos) y tendremos que utilizar un poco la cabeza para lanzarlo fuera de la plataforma donde luchamos.
Dejamos para nuestra próxima sesión el último de los poderes y los enfrentamientos finales contra el resto de guardianes de
Arhiman, pero antes tenemos que destacar que
estamos ante una de las producciones más redondas de Ubisoft a nivel de producción, ambientación y guión. ¿Encontraremos, como guinda del pastel, una dificultad a la altura en los últimos capítulos? ¿Estamos ante una experiencia inolvidable?...