A nivel jugable
Pokémon Escarlata y Púrpura vuelve a apostar por la fórmula típica de la saga como base, con combates emocionantes entre Pokémon siguiendo afinidades por tipos y explotando una interesante novedad, un
tipo oculto que poseen algunos
Pokémon, el
teratipo, que es como una segunda naturaleza; durante el juego podremos cristalizar a uno de los miembros de nuestro equipo para potenciar este tipo oculto, o disparar la efectividad de su tipo normal, creando nuevas estrategias y opciones en la batalla. Es una novedad más flexible que el
dinamax/gigamax o los
movimientos Z, y ańade más profundidad a las batallas.
La otra gran novedad es un estilo de juego mucho más abierto y activo, en el que la exploración adquiere un nuevo nivel y multiplica sus posibilidades. Tras una breve visita a la Academia Pokémon de Paldea (que, la verdad, nos ha parecido poco aprovechada) se nos abre todo un nuevo territorio a descubrir; ríos, montańas, desiertos, cumbres nevadas... Y ciudades con sus centros Pokémon o gimnasios a superar (con unos retos previos estilo minijuego que son un poco tontorrones, pero ańaden variedad). Sin embargo lo más destacable es la sensación de descubrimiento, alimentada por un nuevo estilo de combate rápido al estilo
Arceus que simplifica mucho el avance, las batallas monótonas y los típicos
parones al ir por la hierba alta. Aquí hay opciones para que juguemos - y luchemos - lo que queramos, es más fácil e intuitivo localizar nuevas especies (o Pokémon shiny) y es un extra que por sí ańade muchísimo a la fórmula. Ojo, eso sí, que todo esto viene con un precio, y son
importantes altibajos en la dificultad del título, ya que cuando nos salimos de la senda programada (que además, no es demasiado intuitiva) vamos a encontrarnos con
Pokémon con muchos más niveles, para luego volver a otras zonas por las que podremos
pasearnos tras ir sobrados...