El juego ha subido mucho en calidad, el control ha añadido muchos enteros y empieza a ser lo que fue en su época dorada de PS2. Los añadidos a la liga manager y el apartado online han mejorado y hacen que la experiencia de juego sea más divertida. Por desgracia todavía le falta un poco para llegar a las posibilidades de su rival directo, especialmente si hablamos del modo online, dónde queda muy por debajo; en local pueden jugar de 1 a 4 jugadores, mientras que jugando online el título soporta de 2 a 16. Los números no están nada mal, pero el problema es que el juego no va tan fluido como debería.

El control es mucho menos lento y más responsivo que el del año pasado, aunque todavía no llega a la velocidad adecuada, nos gustaría encontrar un ritmo de juego algo más rápido. En el lado positivo, el nuevo control de pase de 360 grados es una más que buena idea que nos evitará cientos de cabreos porque el jugador no ha mandado la pelota donde queríamos, aunque no está del todo bien implementado ya que la combinación de botones se hace difícil de controlar y resulta poco intuitiva; falta pulirlo un poco para volver al sobresaliente.

Se han añadido algunos detalles a los distintos modos, y la principal novedad es la gran adquisición de licencias deportivas, algunas mejoras en la Liga Mangager, la remodelación de la comunidad en línea es otro punto fuerte (aunque ya existía), y suma algunas cosas interesantes como el punto de reunión local que nos permitirá jugar con gente de nuestra propia ciudad. Pero sin duda el control de 360 grados es la novedad más importante ya que cambia nuestra forma de jugar, aunque todavía no está del todo bien implementado la idea es muy buena. El principal problema de los cambios que son pequeños y realmente el grueso del juego sigue intacto.

Aunque el modelado de los jugadores es bastante bueno (incluso mejor que el de FIFA), y tiene unas animaciones de movimientos muy trabajadas, el juego presenta algunos problemas técnicos que se nota que tienen que pulir, como el control de colisiones, o los distintos efectos de velocidad (que a veces emborronan demasiado el campo visual). Los estadios y público siguen siendo el punto más débil junto al apartado sonoro; aunque se han recuperado a los comentaristas clásicos, se repiten hasta aburrir las mismas frases durante los partidos, además muchas veces estas frases no tienen ninguna relación con lo que está pasando en el campo.