Análisis Onimusha Warlords - Un digno juego para disfrutarlo... en 2019

Para nosotros era un juego redondo en su momento, y a día de hoy lo sigue siendo a pesar de haber pasado 18 años desde el lanzamiento del original. Un personaje protagonista carismático, una aventura épica, técnicamente brillante (en PS2, obviamente) y un planteamiento similar a Resident Evil 2 pero con samurais y ninjas suponían un cóctel explosivo para la época que sigue funcionando a día de hoy. También era un juego difícil, aunque a día de hoy no lo sea. Nos hemos acostumbrado a cosas tan complicadas (con NioH, o Dark Souls, o cualquier juego en el que debemos aprendernos cientos de combos) que Onimusha 1 se hace asequible, incluso fácil en momentos, pero que sigue enganchando por sus encuentros con enemigos gigantes, saber qué pasa en la historia o saber cómo resolver ciertos puzles.

El único punto negativo que se nos ocurre es por culpa de los años que tiene el juego y la forma de mostrar los escenarios de la época. No tenemos una cámara que sigue al personaje en tercera persona, sino que la cámara está fija en una posición mostrando un área concreta que cambiará automáticamente cuando nos acerquemos. Esto hace que en ocasiones cambiemos de plano y nos veamos sin querer delante de un enemigo que nos ataque, o incluso que no sepamos donde está por culpa de no poder mirar. Si no estamos acostumbrados a este sistema de control nos puede dar algún que otro quebradero de cabeza, a lo que hay que añadir que depende de cómo controlemos el juego (con la cruceta digital o el analógico izquierdo) podemos (o no) tener un movimiento de esquive activo, algo sin explicación que puede afear el conjunto final.

El juego original tenía una jugabilidad adaptada a la época. En 2001 aún coleaba mucho juegos como Resident Evil o su secuela, y sus creadores (incluyendo a Keiji Inafune) querían hacer algo muy similar con el mismo planteamiento, incluyendo ese control robótico en el que podemos mover al protagonista en círculos como haciendo breakdance. En esta conversión de 2019 podemos mover al personaje con la cruceta digital como lo hacíamos en PS2, pero también con el analógico con un control mucho más rápido y fluido, haciendo el juego más accesible. El resto de cosas a controlar no tienen demasiada complicación, ya que cuenta con un botón para un ataque normal y otro para el ataque poderoso y no mucho más. Los jugadores acostumbrados a los juegos de acción no tendrán ningún problema en hacerse con los controles e ir evolucionando en sus opciones, ya que cualquier juego actual tiene muchas más opciones en la mejora del personajes, opciones de control, ataques, defensa o combos.

Quizás por esta simplicidad pueda decirse que puede no ser un juego para todos los jugadores, ya que a día de hoy estamos más acostumbrados a otros juegos más complicados. Originalmente era un juego difícil, casi a la altura de los primeros Resident, principalmente por las opciones de control o el cambio de cámaras estáticas que hacía que en muchas ocasiones los enemigos nos ataquen por culpa de mirar donde no debemos. Estos problemas siguen sucediendo, pero siendo el control más ágil gracias a poder mover al personaje con el analógico izquierdo, no contar con una cámara en el analógico derecho o tener pocas opciones de ataque y defensa han hecho un juego mucho más accesible. A cualquier jugador actual no le llevará más de cinco horas finalizar el juego en el modo normal, y no encontraremos dificultades salvo los pequeños puzles o zonas que encontraremos donde no tenemos información de qué hacer en momentos puntuales, como por ejemplo que no haya nada en el escenario que destaque del resto y no seamos capaces de ver que hay una puerta o una bajada donde debemos usar algo. Las típicas limitaciones de las consolas más clásicas.

Soy un enamorado del original y de toda la saga, y la verdad que me alegró sobremanera ver que se le daba una nueva oportunidad de ser disfrutado, tanto para un nuevo público que no ha llegado a conocerlo como para nuevos jugadores a los que los juegos de acción y, principalmente, con una ambientación del Japón feudal mezclada con ogros y demonios encandila. Desde el abandono de la saga en PS2 no hemos visto ninguna nueva interacción en ninguna consola, y también hemos visto un gran vacío de juegos similares en los últimos años (salvo, quizás, el propio NioH), por lo que incluso puede llegar a considerarse como original para la época actual. Hablamos de un juego con un desarrollo realmente similar a Resident Evil 1 donde en lugar de controlar a un policía o un agente de las fuerzas especiales controlamos a un samurai en una época donde los mitos y las leyendas campan a sus anchas por lo que ogros, demonios y muertos resucitados serán nuestros mayores problemas.

En 2019 hay previstos varios juegos similares (mucho más actuales, obviamente) como Sekiro o Ghost of Tsushima, pero aún así aún no sabemos cómo van a ser al aún no estar en el mercado. Este juego tiene buena historia, puzles, varios personajes carismáticos, un gran enemigo, y un control ligeramente mejorado. Quizás no es suficiente para ser original, pero nos encanta poder volver a disfrutar del mismo, que siga la línea y veamos el resto de juegos remasterizados y que, por supuesto, tengamos la posibilidad de ver una nueva entrega próximamente.

Puede que parezca un poco cruel decir que técnicamente no está a la altura de las expectativas, e incluso por ello puede parecer que no sabemos cómo se hacen estas remasterizaciones. Sin embargo, una remasterización debería ser otra cosa, algo que haga justicia a la calidad del producto final. Si se cuenta con los modelos de los escenarios originales o el master de las escenas cinemáticas, todo eso debería verse con la misma calidad que hace 18 años pero nítido, a pesar de no tener la mejor animación o el máximo de polígonos posibles. Sin embargo, el resultado es muy similar al visto en otras remasterizaciones de la compañía como Devil May Cry HD Collection en el que vemos fondos pixelados, donde las texturas son las mismas pero a mayor resolución (y canta mucho), así como escenas cinemáticas reducidas con bordes negros y una imagen ligeramente borrosa. Entendemos que rehacer todo eso requiere mucho trabajo, pero no significa que un juego de estas características no se lo merezca. Con este resultado se consigue que solo jueguen aquellos que quisieron jugar en su momento y no pudieron, o viejos nostálgicos que ya hemos jugado al original, porque es difícil que atraigan a un público distinto (o si lo hace, serán muy pocos).

A esto hay que añadir también un extraño comportamiento del sistema de control con el movimiento de esquivar. Si usamos la cruceta digital, pulsar abajo hace que éste esquive los ataques, un movimiento que no se ha añadido al control analógico porque si movemos el stick hacia abajo se mueve en dicha dirección. ¿Por qué no usar un botón para esquivar? No sabemos muy bien el motivo de esta extraña decisión pero creemos que la conversión debería haberse trabajado un poco más. Como puntos a favor, contamos con los textos en español y las voces en inglés y japonés, un toque positivo ya que no contábamos con ella en el original de PS2. Es una lástima, porque el juego es una joya que merece la pena ser disfrutada incluso en un remake, pero que se ha quedado en una remasterización a medias a nivel técnico.