Quizá el punto más refrescante de
Mortal Kombat 1 es lo sorprendente que resulta, más si tenemos en cuenta que hablamos de la duodécima entrega del torneo (sin contar revisiones ni juegos paralelos). La idea de
resetear el tiempo y cambiar a
Raiden por
Liu Kang como dios protector de la
Tierra hace que las cosas cambien, se acaben enemistades eternas como las de
Sub-Zero y
Scorpion, no haya un intento de invasión desde el
Mundo Exterior... O al menos, eso parece. Porque parece que la fuerza del destino no es algo que se pueda ignorar fácilmente.
De esta forma, podemos decir que el modo historia del juego es, sin duda, la mejor película basada en la franquicia (y, además, está lleno de guiños a la saga y al mundo del cine). Pero es que además el
reboot ha permitido volver a dar vida a los personajes casi de cero (realmente no hay personajes nuevos, todos están rescatados de distintas entregas, aunque a veces lo dudaremos), crear escenarios más coloridos, innovar con la forma de jugar... Pero sin perder la identidad de la saga, que sigue teniendo momentos muy oscuros, golpes para dejarnos con la boca abierta y fatalites devastadores.