Una de las mayores fortalezas de
Monster Hunter Rise es que viene cargado de novedades, y al mismo tiempo, es una estupenda experiencia para meternos de lleno en la saga. Por una parte tenemos una estupenda nueva ambientación que nos muestra el lado más oriental del universo
Monster Hunter; tanto la aldea como las ropas, comidas o edificaciones han cambiado en
Rise, y los escenarios son muy distintos - simplemente pasear tomando un
postre japonés ya es otra experiencia, imaginaros empezar una cacería persiguiendo al monstruo montados a lomos de nuestro fiel perro gigante -, pero es que además todo se ha diseñado pensando en estas novedades, y todo funciona de una forma natural y orgánica, creando un mundo
vivo (quizá un poco menos interconectado que lo visto en
MH World, pero igualmente rebosante de personalidad).
Aprendiendo de lo visto en otras entregas, y con la gran novedad del
cable de movimiento rápido (cordóptero) la jugabilidad también esta renovada. Se mantienen las 14 armas que conocemos, pero los ataques que podemos hacer cambian sutilmente, y ahora podemos ejecutarlos desde la montura o combinados con el cable de movimiento rápido. De la misma forma las recuperaciones son más rápidas (y espectaculares), y experiencias como la defensa de un puesto de hordas de enemigos (Frenesí) o destrozar a un monstruo montados en otro merecen vivirse. El resultado final es que el juego desprende personalidad por los cuatro costados, y aunque nos hubiera gustado encontrar más criaturas nuevas (realmente solo hay 9 grandes monstruos nuevos) la jugabilidad ha cambiado tanto con algunos clásicos que merecen su propio hueco.